En 2018 se cumple el 20 aniversario de la declaración del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo como Patrimonio de la Humanidad. También suma dos décadas el vallado del Pla de Petracos, en Castell de Castells, y hace 30 años que se publicó el libro Arte rupestre en Alicante, de Mauro Hernández, Pere Ferrer y Enrique Catalá, el primer corpus de arte rupestre de la provincia.

Estas tres conmemoraciones hacían de 2018 el año clave para que el MARQ dedicara una exposición que abordara «la importancia de que sea Patrimonio de la Humanidad y este concepto de arte», apunta Jorge Soler, director de exposiciones del Museo Arqueológico de Alicante y comisario de esta muestra junto a Rafael Pérez, director del Área de Arquitectura de la Diputación, y Virginia Barciela, arqueóloga y profesora de Prehistoria en la UA.

Rupestre. Los primeros santuarios es el título de la exposición, que se inaugura el próximo 5 de julio y se podrá ver hasta el 7 de enero de 2019, y que se presentará el próximo 22 de junio en el Museo Arqueológico Nacional.

Un total de 815 metros cuadrados, divididos en tres salas con la idea de rupestre «como término que mentalmente nos lleva a lo ancestral, a lo primigenio», destaca Rafael Pérez, que ha trabajado en la musealización junto a Ángel Rocamora. «Los primeros santuarios como título porque en el momento en que seres humanos realizan sobre la roca incisiones o aplican pintura, lo convierten en la primera idea de arquitectura religiosa».

La primera sala aborda el arte paleolítico, el arte de los cazadores recolectores, dentro de una cueva, «y ahí entran los santuarios rupestres de la Cova del Comte de Pedreguer o la Cova Fosca en la Val d'Ebo», afirma Soler. Por eso la arquitectura de este espacio evoca las Cuevas de Altamira. «El mundo que te da cobijo es la caverna -destaca Rafael Pérez- y aquí intentamos, de forma abstracta, reproducir el tema del hábitat».

La segunda sala se centra en el neolítico y el arte macroesquemático, un estilo único que solo se ha registrado en la provincia de Alicante. Pérez explica que «aquí ya hemos salido de la cueva, ya se habita en el exterior, los abrigos son externos y el arte ya no está en el interior, por lo tanto hacemos una abstracción de estos abrigos en la propia sala con estructuras arquitectónicas».

Parte fundamental de esta sala, donde se mostrará el Vaso con Orante del Museo de Alcoy, son los calcos realizados desde 1980 de los abrigos del Pla de Petracos por el Centro de Estudios Contestanos, que ha cedido esos trabajos para la muestra. «Hemos convertido esos calcos en objetos de la exposición porque no podemos hacer una reproducción de la roca o de una pintura porque puede quedar trivial», añade el arquitecto. «Los calcos han sido el elemento de transición que ha permitido divulgarlo científicamente porque se han ido al lugar y se han hecho allí mismo, es el material que ha estado en contacto directo con las pinturas».

La tercera sala también tiene como protagonista parte de estos calcos para evocar el desarrollo del arte levantino y el arte esquemático, y ponerlo en confrontación con el arte contemporáneo. «Lo hemos concebido como una mesa muy larga y queremos hacer un guiño a la aproximación entre el arte primitivo y el arte contemporáneo, por lo que terminamos la exposición con referencias a Picasso o Miquel Barceló», afirma Rafael Pérez.

Para Jorge Soler, «la fuerza la hemos basado en los calcos y lo hemos ambientado con documentación audiovisual, fotográfica y sonora». De ahí que se haya contado con Luis Ivars como creador de esos paisajes sonoros y el asesoramiento artístico de Dionisio Gázquez, científico de Mauro Hernández y documental de Pere Ferrer.

Esta tercera sala contendrá también «piezas para contextualizar el arte rupestre», apunta Jorge Soler, como «un vaso del Museo de Bellas Artes de Castellón y otro con motivos astrales del Museo de Almería». El Museo Arqueológico Nacional ha cedido igualmente piezas que se verán en Alicante, entre ellas, el Glotón de Jarama II de márfil, de 16.000 años de antigüedad, además de objetos de museos del cantábrico, hasta un total de 20 centros que han cedido piezas.

Arte de aquí

Para la arqueóloga Virginia Barciela, lo importante de esta exposición es que «el arte rupestre que se va a exponer es el arte rupestre de aquí, que es excepcional y que es Patrimonio de la Humanidad, pero que sin embargo es muy desconocido», aunque, afirma, «es un poco lógico teniendo en cuenta dónde está».

En este sentido, destaca que «a veces no está bien conservado, con lo que requiere una ayuda exterior para su interpretación, una explicación», por lo que esta exposición «lo que permite es acercar ese patrimonio a todo el mundo y poner en valor el trabajo que se ha hecho en este territorio sobre ese tema».

Para la comisaria de la muestra, a veces se valora poco lo propio. «Traemos cosas de otras partes del mundo, que es algo que está muy bien, y nos dejamos lo que tenemos tan cerca». Además, «el arte macroesquemático lo tenemos solo aquí». Y es que, apunta la arqueóloga, «hay pocos yacimientos y es una buena oportunidad de conocer su contenido y su significado a partir de imágenes y de los calcos».