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Manuel Vilas: «Lo más importante que nos pasa es perder a los padres»

«Creo que en Ordesa he desentrañado el misterio fundamental, que es el hilo de amor que hay entre padres e hijos», relata

Manuel Vilas: «Lo más importante que nos pasa es perder a los padres»

A comienzos del 2014, la vida de Manuel Vilas se derrumba. La muerte de su madre, poco tiempo después de que su padre falleciera, prende la mecha de toda una cadena de desgracias. La vía de escape la encuentra el oscense en Ordesa su última novela.

P Dicen sus lectores que Ordesa

R Sí, porque la historia es muy contundente. Es el relato familiar e íntimo de la pérdida de tu padre y de tu madre, de la desolación, de una situación difícil que yo estaba viviendo en el momento en el que lo escribí... Todo eso hace que este sea un libro muy especial, con muchos filos y con verdades muy duras también. Son las verdades de la vida.

P ¿Ordesa

R Quizá dolor y verdad podrían ser sinónimos en algún momento. Los seres humanos suelen apartar la verdad de sí mismos, porque lleva aparejada bastante dolor, así que dolor y verdad pueden ser sinónimos, sobre todo en Ordesa. Es un libro que concebí como una carta de amor a mi padre y a mi madre. Como una carta de agradecimiento, pero eso sí, un agradecimiento que contiene todo lo que pasó, no un agradecimiento frívolo.

P Comenzó a escribirlo pocos días después de perder a su madre. En esa época se le acumularon las fatalidades: un divorcio, problemas con el alcohol...

R Menudo rosario de cosas [risas]. Claro, es que yo quería que se entendiera que era importante el sitio desde el que iba a encontrar la historia de mi padre y de mi madre. Por eso el narrador cuenta todo lo que le está pasando en el presente. Evidentemente, el narrador narra mi vida, pero el relato es importante en tanto que el lector coloca a su propio padre o madre en la historia y a sí mismo como narrador. Lo más bonito que me ha pasado con Ordesa es que muchos lectores me dicen: «Después de leer tu libro, cuando me llama mi madre le cojo el teléfono», [se ríe]. Me quedo con haber conseguido que los hijos amen más a sus padres.

P Parece que hay una oleada de autores que emplean la propia vida para escribir. ¿Flota en la literatura esa necesidad de ajustar cuentas con el pasado?

R Está pasando en la literatura, y no solo en la española, sino en todas. Yo creo que eso tiene que ver con una sociología del escritor. El escritor hijo de clase media-baja, que contempla cómo sus padres no pudieron acceder a la educación superior, pero sus hijos van a la universidad y no solo eso, sino que compran libros y al final incluso acaban escribiéndolos. Hay ahí una redención histórico-social de las clases medias-bajas españolas? Y sale también el crecimiento cultural de un país. Mi padre tuvo que dejar la escuela a los 12 años. ¿Qué ha pasado para que su hijo haya podido estudiar y escribir un libro donde se cuenta su historia?

P Y su padre quería ser escritor.

R A mi padre le gustaban los libros. Pero no existía la igualdad de oportunidades que existe hoy en España. O eras hijo de buena familia, o no estudiabas. Mi padre no podía leer los libros como yo los he leído luego, porque no pudo estudiar.

P ¿Las cosas han mejorado, entonces?

R Socialmente y materialmente sí. Pero cuidado, yo creo que mi padre fue más feliz que yo. Eso es una paradoja también [se ríe]. Yo he viajado y he escrito libros, pero eso no me ha hecho más feliz que mi padre.

P ¿Por qué?

R Porque la vida es misteriosa. En el fondo eso es lo que dice Ordesa. Y que los misterios de la vida los indicas con el dedo, pero ya no sabes más. Yo veo misterios en la vida.

P ¿No desentrañó ninguno mientras estaba escribiendo?

R Creo que he desentrañado el fundamental, que es el hilo de amor que hay entre padres e hijos. Hay un hilo misterioso de amor que pasa, una wifi entre vivos y muertos. Yo, por ejemplo, hay veces que estoy haciendo cosas en mi vida cotidiana y de repente aparece mi padre y mi madre porque ese algo que estoy haciendo también lo hacían ellos. ¿Eso que es? Eso son fantasmas. Evidentemente, todo el mundo o ha perdido o perderá a su padre y a su madre. Que yo haya hecho de eso una especie de odisea puede ser algo peculiar mío, pero también veo es lo más importante que le acaba pasando a la gente en la vida.

P Aunque uno no se dé cuenta.

R Es que la gente está trabajando. Te llama tu madre por teléfono y no lo coges porque crees que es más importante lo que estás haciendo. Pero esa llamada ya no volverá a ocurrir. Eso dice Ordesa. El libro dice: «Habrá un día en que el número de teléfono de tu madre no saldrá en la pantalla de tu teléfono móvil. Ten cuidado».

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