Madrid ha brindado a Ricardo Cases uno de sus mejores edificios, la Sala Canal Isabel II, para colgar de sus paredes la mayor exposición del fotógrafo oriolano en la que retrata con sus excesos de sol y color el territorio levantino, ese que él fija entre Castellón y Murcia y sobre el que lleva años haciéndose preguntas, cámara al hombro.

Estudio elemental del Levante es el título de la gran muestra inaugurada ayer en Madrid, donde permanecerá hasta el 29 de julio, que reúne cinco de sus trabajos alrededor del territorio, incluido el último, que da título a la exposición, además de las series Paloma al aire, El porqué de las naranjas, Podría haberse evitado y Sol, este último seleccionado entre los finalistas al mejor fotolibro de PhotoEspaña, festival en el que se enmarca esta exhibición.

Cases, que el pasado año recibió de la Comunidad de Madrid el Premio de Fotografía, manifiesta estar «contentísimo y muy satisfecho» con el resultado de la exposición, en la que lleva tres años trabajando con los organizadores y en la que ha perdido la cuenta de las imágenes que muestra, «porque esto ya es como una boda», bromea, convencido -o eso cree él- de que no tendrá otra oportunidad parecida en Madrid: «Esto solo pasa una vez en la vida», añade el oriolano, que no duda en volver a exponer después «en bares o en salas pequeñas».

A su juicio, las fotografías que el público podrá ver en este gran espacio de cuatro plantas «responden muy bien a las dos caras de una misma moneda. El Levante es ese lugar maravilloso lleno de piropos, pero también de autocrítica», apunta el fotógrafo de Orihuela sobre su propia tierra. Este inquietante universo propio se muestra en imágenes que se inspiran en naranjas podridas y en bandas de música, en edificios en construcción y en el picudo rojo o en la intensidad del sol cegador que cae sobre el territorio. Un trabajo que busca encontrar la identidad del lugar que el fotógrafo habita desde que volvió de Madrid y se instaló en Torrent en 2010.

En palabras del comisario de la exposición, Horacio Fernández, el Levante de Ricardo Cases «es un universo hecho luz, sorpresa, precariedad y caos. Un país sin reglas, fascinante y alucinatorio que, de algún modo, condensa el espíriutu de la España contemporánea». Este recorrido fotográfico por paisajes y personas alucinadas, con temas sobresaturados de color, constituye un corpus simbólico que configura el universo levantino como un lugar «colorido, anárquico, salvaje y desconcertante».

«Cases une sus vivencias a una tierra que siente suya, para bien y para mal, realizando una indagación vital que describe un territorio y su transformación», señala Jaime de los Santos, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, que considera a Ricardo Cases unafigura de referencia obligada de la fotografía actual.