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Poetas alicantinos de posguerra

Vicente Ramos, Rafael Azuar, Manuel Molina y Adolfo Lizón encabezan el Grupo Intimidad Poética, convertido en referente nacional

Poetas alicantinos de posguerra

Se conocieron antes de la Guerra Civil. Todos la vivieron. Unos con más suerte que otros. En un bando y en el otro. Algunos se acercaban a la derecha, otros a la izquierda y varios más a la izquierda de la izquierda. Pero la literatura es más fuerte que la ideología y pasada la contienda la poesía les unió en lo que fue el grupo Intimidad Poética, tomando el nombre de la revista que ellos mismos impulsaron.

La actividad de este grupo de poetas alicantinos la recoge el profesor e investigador Manuel Valero Gómez (Alicante, 1986) en El grupo Intimidad Poética. Primera promoción poética de la posguerra, que acaba de ser galardonado con el III Premio María Zambrano de la UNED de Málaga en la modalidad de ensayo.

Un trabajo con el que su autor, que ha firmado ensayos, seis poemarios, el último Hijos del cometa Halley con el que ganó el XV Certamen Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos, analiza la gestación y desarrollo de este grupo literario encabezado por Vicente Ramos, Rafael Azuar, Manuel Molina y Adolfo Lizón, además de otros escritores, entre los que se encontraban Francisco García Sempere y Vicente Mojica.

Su objetivo como grupo era ambicioso, afirma Manuel Valero. «Querían colocarse a la cabeza de la poesía joven a nivel nacional y convertirse en referentes, en un momento de inquietud, dominado por un proyecto literario ideológico que quería ensalzar la idea de raza española y estado». Y algo consiguieron porque permanecieron unidos durante cuatro décadas y se relacionaron con autores como Vicente Aleixandre, Camilo José Cela o Gabriel Celaya.

El primer paso fue Arte Joven, una revista que sacó un número en enero de 1940. Y ya. Pero ha pasado a la historia porque fue la primera revista de poesía que se publicó en España después de la guerra. Pasaron tres años hasta que el proyecto tomó forma como Intimidad Poética, que duró algo más de un año y que fue el paso previo a «una revista de mayor calado» como fue Verbo, «que ya tuvo mucha repercusión», apunta Valero. En su Intimidad Poética, con la que querían «llegar al corazón de los poetas», según escribían ellos mismos en el primer número, incluían sus propias poesías, pero también las de otros autores de la provincia y de otras partes de España. «La revista tiene un cariz aglutinador, quiere ser un punto de referencia para todo el país».

La ideología, asegura el autor, no afectaba a lo literario. «Les diferenciaban incluso sus posiciones en la guerra, en el régimen y luego esa atmósfera de opresión política e ideológica, tuvieron disputas, pero les unía más la literatura». Incluso hubo un momento en que San Blas «era conocido como el barrio de los poetas porque varios de ellos vivían ahí».

Aún así, y a pesar de las condiciones poco favorables del momento, ya que «tuvieron que ser consecuentes y aceptar la censura», Manuel Valero destaca que resulta chocante «cómo en circunstancias que eran mucho peores había más cercanía por hacer proyectos de manera grupal de lo que ha habido a finales del XX y el paso al XXI».

Su mayor fuente de información la ha encontrado en el Archivo de la Democracia de la Universidad de Alicante y también en el archivo de Vicente Ramos que está en Guardamar. «Mucha información se encuentra en los trabajos que hacían ellos, su presencia en prensa loca o nacional, sus estudios, sus cartas... en muchas de estas publicaciones ya se denominan Grupo de Intimidad Poética».

Manuel Valero recibirá el próximo día 25 el premio María Zambrano, que incluye la publicación del ensayo, con la editorial El Toro Celeste.

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