El almeriense Antonio Morales presentó ayer en el festival su ópera prima Marisa en los bosques, una película coral que refleja a toda una generación de jóvenes en crisis protagonizada por la alicantina Patricia Jordá, cuyo personaje tiene la sensación de haberse convertido en la actriz secundaria de su propia vida: sin proyectos, sin trabajo y sin futuro y compartiendo los problemas de todos sus amigos.

«Intentaba hacer un retrato generacional de personas de mi entorno -actores, actrices..- imbuida s por la crisis pero al final, en el fondo, quería hablar de lo importante que es una despedida», apunta el director, que confiesa que fue después «viendo la película cuando lo descubrí».

Morales apunta que quería hacer una primera película «rodeado de actores» e inspirado «en el cine que me gusta, la nouvelle vague francesa, el cine de autor, las primeras películas de Woody Allen, muy basado todo en el diálogo y en el teatro» y el resultado ha llegado en forma de «tragicomedia, de road movie urbana, casi sin salir de la ciudad, un viaje de acción más interior que exterior».

Protagonizada por la alicantina Patricia Jordá, la actriz bromea con que «más de la mitad de la película ella es secundaria, no es protagonista de su vida», y destaca de Marisa en los bosques su modo de reflejar «un viaje de transición y de crisis, el retrato de una situación de crisis generacional y, en concreto, de cómo ha afectado la crisis a nuestra profesión, perdidos y en dificultades».

La película también homenajea al teatro, al mundo de la escena, donde se conocieron Morales y Jordá, y siempre prensó que el papel de Marisa era para ella.

«Es muy emocionante tener mi primer papel protagonista y también suponía mucha responsabilidad y mucha alegría», apunta la también dramaturga y sexóloga, que reconoce que «interpretar a una actriz tiene su complejidad, pero también tienes fuentes de inspiración con tu propia vida».

La película está llena de personajes secundarios, incluido el de Esmeralda, un personaje transexual interpretado por Carmen Caballero, que lo considera «un regalito que a mí me encajó perfectamente» porque, a su juicio, «la película habla de la transformación, del cambio, todo el viaje era por eso».

Rodada en 2016 con 30.000 euros de presupuesto y sin ayudas, ya ha girado por numerosos festivales y se estrena el 31 de agosto.