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El cine nos precede

La socióloga Esther Marín presenta hoy un ensayo sobre la relación del séptimo arte con la evolución social

Una escena de la película Matrix.

Matrix realiza una apología de la humanidad más mundana; Los Juegos del Hambre pone a la mujer como héroe y rompe las reglas del juego sin recibir castigo; Buscando a Dory representa a la persona confusa que no sabe a dónde va; El sexto sentido empezó a cuestionar que la realidad en la que vivimos no es la única.

Estos son algunas reflexiones de las muchas que la doctora en Sociología de la Cultura por la Universidad de Alicante Esther Marín recoge en su ensayo La (re)evolución social a través del cine, un arduo trabajo en el que analiza más de doscientas películas para explicar por qué seducen a la audiencia y cómo el séptimo arte refleja no la realidad que vivimos sino la realidad que deseamos.

Este volumen partió de la tesis doctoral que realizó a finales de 2015. A partir de ahí, «he escrito este libro de manera muy divulgativa y extrayendo los resultados que yo vi más útiles, sociológicamente hablando», ya que considera el cine «la ficción quizá con más poder social hoy día».

En su opinión, «el cine es una forma de conocer la sociedad que no es la que comunicamos de manera consciente, sino la que transmitimos de una manera inadvertida ante algo que nos gusta y creo que ahí hay una base de información muy interesante».

El punto de partida es que ha habido un cambio «esencial» en la cultura que se manifiesta a través del cine. Algo que, afirma, empezó a ocurrir a partir de los 90 «coincidiendo con hitos como la llegada de internet y la divulgación del descubrimiento de la inteligencia emocional». A partir de entonces, «empieza a contemplarse que la realidad es movible, que puede cambiarse».

Durante el siglo XX eso no era lo común. «Entonces las películas acababan en derrota, en sacrificio o la muerte del héroe; ahora ha habido una avalancha de éxitos con unos mensajes completamente distintos a los que había en el cine antes de los 90. Empiezan a parecer otros mensajes como creer en la esperanza, una idea de positivismo frente a la incertidumbre para compensar los desequilibrios de la sociedad y proponer un nuevo modelo de libertad que no es el idealizado, como ocurría en los 70 que consistía en escapar de la realidad, sino que pasa por integrar lo conflictivo, de manera que en las películas actuales disminuye la línea que separa al héroe y al villano».

Esther Marín destaca el éxito en el nuevo milenio de películas sobre magia, «entendida como una capacidad que tiene que desarrollar el protagonista». Es el caso de Harry Potter o El señor de los anillos. También los héroes, como el Batman de Christopher Nolan, «que sigue teniendo capacidad de cambiar la realidad, pero es muy humano, con traumas personales e inseguridades».

Tim Burton y M. Night Shyamalan son dos de los directores que han estado a la cabeza de este cambio. «El sexto sentido fue un punto de inflexión para mostrarnos una realidad distinta a la palpable».

También hay un punto diferencial en las películas familiares en la forma de tratar los temas. Frozen, Del revés, Toy Story 3... «Buscando a Nemo supuso afrontar la ruptura con el padre y Buscando a Dory me parece uno de los mejores aciertos porque descubre a la persona confusa de hoy en día».

Y un punto diferencial de España con otros países. «Aquí no nos gustan tanto las películas de violencia, preferimos las de amor, las románticas, más que en el resto de países».

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