La periodista alicantina Alba Rojo, residente en Buenos Aires desde hace siete años y que durante casi tres se dedicó a realizar una investigación sobre corrupción y narcotráfico en las villas miseria de Buenos Aires, como se conoce allí a las favelas, presentó ayer en Alicante su libro. De estos polvos futuros lodos. Historias de narcos, héroes y corruptos en la Argentina. La autora dibuja un retrato, breve pero conciso, de cómo funciona el entramado del narcotráfico en esta zona de Argentina, que no dista demasiado de la forma habitual de actuar de los capos de la droga en otros puntos del mundo.

«La manera de actuar del narco es siempre la misma, no puede proliferar si no hay elementos corruptos (policías y funcionarios judiciales) de la estructura del Estado detrás», afirma con motivo de la presentación de su libro que ayer en la Sede de la Universidad de Alicante en la ciudad.

Así, también disponen de lo que se conoce como «ejército de soldaditos», que no son más que jóvenes de las villas, pobres y, en la mayoría de los casos, adictos que desfilan por las calles vigilando el territorio y vendiendo la droga. «Es un despliegue enorme que es imposible que la policía no vea y, como me han confirmado después algunos agentes corruptos y no corruptos, así como fiscales federales y abogados, es absolutamente imposible que un narco opere sin que las fuerzas de seguridad se enteren», explica.

El problema está en que, una vez son conscientes de la llegada de un nuevo capo, en la mayoría de los casos van a por él «pero no para detenerlo, sino para pedirle un soborno y permitirle seguir operando en la zona». Ese dinero negro no se queda en la comisaría más cercana sino que, como demostró una investigación de Asuntos Internos de la policía bonaerense que culminó en abril de 2016, éste sube hasta las más altas esferas. Desde que llegase al poder en 2015 el presidente Mauricio Macri, más de 9.000 agentes de la policía bonaerense han sido expulsados por relaciones con los capos de la droga, según la alicantina.