Fue una de las fundadoras del Burning Man cuando se trasladó de Baker Beach en San Francisco al desierto de Nevada en 1991.
En 1986, Larry Harvey creó una figura y la llevó a la playa para quemarla. Quedó muy sorprendido por la gente que acudió y empezó a hacerlo todos los años. Creció y creció. En 1990, la figura que presentó llegó a medir a medir 12 metros. Entonces la policía prohibió que se quemara porque era demasiado grande. Así que se les ocurrió trasladar este evento al desierto de Nevada y allí entré yo a formar parte del equipo, para crear Black Rock City, ciudad que dura solo una semana, mientras se celebra el Burning Man.
¿Por qué en Nevada y por qué crear esta ciudad efímera en el desierto, un lugar donde el resto del año no ocurre nada?
Pues es un espacio natural y a la gente le gustaba la idea de juntarse en el desierto y vivir ahí. Nos parecía un sitio mágico y pensamos en volver cada año. Lo que ocurre es que había que construir y luego destruir todo porque no querían que se dañase, ya que es un espacio público que no nos pertenece, el gobierno nos lo cede.
¿Qué porcentaje hay de arte y qué porcentaje hay de forma de vida en este encuentro?
La creatividad tiene diferentes formas. Se manifiesta como arte, forma de vestir, en la manera de vivir... Somos gente que no se conoce pero allí vivimos como una gran familia. Hay libertad creativa total, no hay límites, hay muchas opciones para entender la creatividad y practicarla.
De hecho, ustedes dicen que el Burning Man no es un festival, es una comunidad. Y uno de sus lemas es «life is short, make something amazing».
Exacto. Nosotros tuvimos que crear unas normas porque la comunidad estaba creciendo y son ya más de 70.000 personas las que pasan por Black Rock City cada año. Son diez normas que no las hemos inventado, han surgido entre la gente, sus preocupaciones y sus inquietudes.
Entre ellas, el que no haya marcas, que no haya mercantilismo, todo el mundo el bienvenido, no hay propiedades, todo se comparte, la ecología es crucial y no hay que dejar basura, nada se compra o se vende, es una «economía de regalo».... hay una forma de vida y una estética especial. ¿Cree que todo el mundo está preparado para asistir a este evento?
Es un reto. Pero por ejemplo un logo no tiene alma y cuando una persona se pone un logo alguien esta pagando, por eso no tenemos nada de patrocinio, solo las entradas. Todavía llaman al sitio «playa en el desierto». La creatividad es el fin más importante pero al principio tuvimos problemas para mantener esos principios por encima de buscar patrocinios.
Este evento se convierte en un escaparate de la creatividad mundial. ¿Qué diferencia a los creadores que participan de lo que se puede ver en cualquier otra parte del mundo?
Partimos de que no somos un festival. Una de nuestras premisas es que el arte interactúa con el público y no hay prohibiciones para que la gente se acerque; la gente puede tocar, el público no es público, es participante. Queremos que se integre en la obra. El arte no está completo si no hay interacción con las personas.
¿Cómo ha evolucionado el Burning Man en estos años?
Es una experiencia en una comunidad, es una experimentación. Unas cosas tienen éxito y otras no, pero lo que no tiene éxito se queda fuera, sobre todo cuando fue creciendo. Hay un aeropuerto y una cafetería en la que hay solo dos cosas: café contra el sueño y hielo para mantener la comida. También tenemos servicio médico y un espacio público para acampar. Además, no dejamos basura. Esperamos que la gente no deje nada, tiene que llevarse lo que trae. Y tu maleta emocional, la puedes quemar o llevártela de nuevo a casa.
Alicante tiene una unión ancestral con el fuego a través de las Hogueras y el origen del Burning Man es también la quema de una estructura. ¿Que tiene de mágico el fuego?
El fuego es el principio de la vida y nos lleva a los años en los que el hombre se sentaba alrededor de una hoguera. Pero hay que respetarlo porque tiene más fuerza que nosotros. Hay algo mágico, y creativo en quemar una figura y dejar algo ahí.
Carros de Foc estuvo en Black Rock City el año pasado con Euterpe y fue una de las grandes atracciones. ¿Qué es lo que más le sorprendió?
¡A mí me entrevistó! Pero lo más sorprendente fue el movimiento y su gran talla. Fue muy especial, todo el mundo la quería.
Y este año han vuelto a invitar a esta compañía alicantina.
Sí, son muy especiales.
