Victoria Civera (Puerto de Sagunto, 1955) recibió hace unos días el Premio Tomás Francisco Prieto de Medallística de manos de la reina Letizia y su obra forma parte de las colecciones de museos como el Reina Sofía, el Artium de Álava, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona o el IVAM. La Fundación Caja Mediterráneo atesora una pintura suya, Mal de Hem (2004), en su colección de arte contemporáneo y gracias a ella -el Centro de Arte de Alcobendas pidió la obra para su exposición el pasado año- desde hoy se puede ver en Alicante una suerte de retrospectiva «sintética», en palabras de la comisaria, Susana Blas, de la obra de la artista valenciana, que no pretende ser un relato exhaustivo y cronológico de su obra, sino un «acercamiento emocional» a su trabajo.

Every Day. Ni la palabra ni el silencio da título a esta muestra que se inaugura hoy a las 19.30 horas en la sala de exposiciones de la fundación en Alicante, donde permanecerá hasta el 8 de abril. Una exposición «de las más interesantes y potentes de las que han pasado por esta sala en los últimos años», como señaló ayer durante el montaje el presidente de la fundación, Luis Boyer.

La sala acoge una veintena de piezas, algunas de las más emblemáticas de Civera materializadas a lo largo de cuatro décadas, que dialogan con otras muy recientes realizadas en 2017, ya que «Victoria Civera se encuentra en su mejor momento creativo y en el último año ha creado la mitad de las instalaciones que se han visto solo en Alcobendas, algunas de las cuales están hoy aquí», apuntó la comisaria en el recorrido.

Civera, a caballo desde hace años entre su estudio de Nueva York y el de un pequeño pueblo de Santander, ha tocado en su trayectoria «todos los palos», desde el dibujo, la pintura o la fotografía, hasta la instalación, la escultura o el videoarte, en los que ha desarrollado su libertad creativa a partir del conocimiento de las claves academicistas y técnicas.

«Aquí no hay piezas de tamaño medio: todas son o muy grandes o muy pequeñas, la parte y el todo. Pero incluso en las pequeñas está su ADN», añade Susana Blas, que destaca la importancia que la artista confiere a los materiales con los que trabaja y cómo cada uno de ellos, desde el hierro al tejido o al plástico, se relaciona con la emoción de sus vivencias.

Victoria Civera, que no ha podido asistir a la inauguración, ha señalado que siempre se detuvo mucho «a interpretar y sentir la consistencia material, el tejido y la superficie de los objetos. recuerdo muy bien los tejidos y las telas de los almacenes al por mayor donde iba a comprar mi abuela».

Ese itinerario emocional se plantea como una «sinuosa travesía» que envuelve al espectador en una atmósfera sensorial -jugando con la música y las luces, o las obras que sorprenden al visitante- y le permite adentrarse en el universo de la artista, lleno también de aforismos y asociaciones poéticas.

«Esta es una exposición que muestra la forma de sentir y de pensar de la artista, que parte del despertar de la infancia hasta la madurez, la reflexión y la finitud», considera Blas, que recuerda que Civera siempre ha sido una defensora de la mujer o, más bien, «se ha interesado siempre de dar una mirada de lo universal desde la mujer». Obras como Portadoras, Mal de Hem o Mamá está en casa así lo muestran.

A través de un lenguaje muy colorista, geométrico y figurativo, se combinan materiales fríos con tejidos cálidos que forman parte de su vida doméstica. «Hay un lenguaje privado, subterráneo, que sugiere en sus obras sin revelarlo para que el espectador aporte su propia experiencia al contemplarlas», añade la comisaria.

Boyer consideró «un honor» contar con esta exposición, que teje alianzas con otras instituciones «y nos permite realizar en Alicante proyectos de primer nivel»