El «jugger», un deporte-juego en el que dos equipos rivalizan por el control del balón con armas caseras acolchadas de gomaespuma, nació a partir de la inspiración de la película La sangre de los héroes, de David Webb.La sangre de los héroes Cinta de ciencia ficción que, pese a su estrepitoso fracaso en taquilla, en absoluto hundió la trayectoria posterior de su máximo responsable que deparó antológicos guiones como los de Sin perdón (Clint Eastwood), Blade Runner (Ridley Scott), Doce Monos (Bruce Willis) o Los imperdonables (este último, con Eastwood en la dirección, Webb obtuvo una nominación a los Premios Óscar). Dicho esto, y de un tiempo a esta parte, el «jugger» se ha ido ampliando y extendiendo por medio mundo, contando en la actualidad con clubs y fans en España, Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Francia o Alemania en un interesante fenómeno que el cineasta alicantino Alejandro Asensi ha querido aprisionar en el documental I am jugger.
Para ello, Asensi puso en marcha un proyecto de financiación en la red de redes que cubrió los gastos para los viajes, dietas y material del rodaje. Escribió una carta en formato tradicional a David Webb (no tiene internet) y, al tiempo, este le contestó interesándose efusivamente por la idea. Cerraron una cita para la entrevista, Asensi y su equipo tomaron un vuelo a Berkeley, junto a San Francisco, y así conversaron con uno de los guionistas emblemáticos de Hollywood que vive recluido en casa, junto a su mujer, escribiendo historias para series de televisión.
«Cuando le contamos lo que había pasado con el 'jugger' se quedó muy sorprendido. En su vida hubiera imaginado que iba a convertirse en un fenómeno así. Él quería hacer una película postapocalíptica, de ciencia ficción, pero nunca imaginó algo así. Toda una sorpresa que le hace mucha ilusión», comenta Asensi, formado en Ciudad de la Luz, natural de San Vicent del Raspeig, quien relata el privilegio de haber podido compartir una charla con un icono de los guiones de Hollywood, sobre todo por la inolvidable Blade Runner de Ridley Scott. «Webb se dedica ahora a escribir novelas con su mujer, y vive bastante desconectado del cine. Cuando nos pusimos en contacto, me llamó y se interesó. Es muy humilde y nos mostró material original de las películas en las que ha trabajado», afirma.
Alejandro Asensi es un experto en el deporte-juego del «jugger», que se practica además en Alicante y provincia (Almoradí, Santa Pola o Elda) y en otros puntos de España. En cualquier caso, para encerrar la esencia del mismo, Asensi se desplazó a distintos países (Suecia, Irlanda, Estados Unidos y Alemania) para conocer de cerca la disciplina deportiva. Además, el documental se ha alimentado de otros vídeos facilitados por equipos que también se dedican al «jugger» en Sudamérica.
«En su origen, el 'jugger' no tiene nada que ver con lo que es ahora. Han pasado 30 años, y se ha refinado y mejorado restando y añadiendo cosas. Está más estandarizado, y prácticamente todos los países (son 33 donde hay equipos) juegan con las mismas reglas», comenta Alejandro Asensi, quien matiza que, para él, el «jugger» cumple todos los requisitos para ser considerado únicamente como deporte. «Tiene unas reglas, torneos, hay que entrenar, y es competitivo pero también lúdico», agrega.
«El documental nace por la simple necesidad de querer contar qué es el 'jugger' y fomentar el deporte. Empecé a jugar y, como jugador, me pregunté hacia dónde había evolucionado, empezamos a investigar y vimos que había una gran historia detrás», señala.
Aunque Yo soy Yo soy jugger,, está disponible gratuitamente en Youtube, se ultima un próximo estreno en Alicante. Además, la cinta ha sido acogida con notable crítica sobre todo entre las agrupaciones y equipos de «jugger» en España y el extranjero. «La satisfacción personal es muy grande, sobre todo por la reacción de la gente al ver el proyecto, porque todos los jugadores de 'jugger' han quedado muy contentos y se han sentido identificados con la película. En el documental se presenta una historia, pero también hay unos valores que son los que se transmiten en el documental», concluye Asensi.
