Es cierto que Alicante está en el punto intermedio de la costa mediterránea. Es cierto que la climatología es suave. Es cierto que no hay apenas mareas. Pero la razón fundamental por la que Alicante se tomó como punto de medición de altitudes de toda la península fue por la llegada del ferrocarril, que unió Madrid y Alicante en 1858.

Esa infraestructura conllevó que en el año 1870 se estableciera la ciudad como Cota 0, es decir es punto desde el que medir y dar altitudes a la red geodésica que puso en marcha el Instituto Geográfico Nacional (IGN).

La reproducción realizada en 1949 del llamado mareógrafo Thomson, encargado de tomar las medidas del nivel del mar y que funcionó en Alicante entre 1926 y 1969, quedó ayer instalada en la sala de Historia Moderna y Contemporáneo del MARQ, gracias a la cesión realizada por el IGN al museo.

El mareógrafo es una máquina de engranaje y poleas que recoge las oscilaciones del nivel del mar según las horas y las registra en papel. La media de esas medidas sirve como referente para concretar la altitud del resto de ciudades y poblaciones de la península.

Las primeras mediciones se realizaron entre julio de 1870 y febrero de 1874, tras el trabajo de un funcionario que observó cuatro veces al día el nivel del mar sobre una regla de mareas sujeta en una señal metálica, que se encontraba en una escalera del muelle de Levante del puerto.

Los resultados sirvieron para establecer el Nivel de Precisión número 1, que se encuentra en el primer peldaño de la entrada principal del Ayuntamiento y que refleja en una placa de bronce que el escalón está a 3,407 metros sobre el nivel cero del puerto.

Las observaciones en la regla de mareas dieron paso al primer mareógrafo, diseñado por Adie, que funcionó en la ciudad hasta 1924 para ser sustituido después, desde agosto de 1926, por el mareógrafo Thomson -por el ingeniero, matemático y físico británico que lo creó- que se colocó sobre la escollera exterior del malecón de Levante, que se usó hasta 1969, y que aún hoy sigue aportando datos aunque las nuevas tecnologías lo han relegado a un plano testimonial.

De ese original, la Maquinista Valenciana realizó tres copias en 1949, una de las cuales es la que se ha cedido al MARQ, tal como recordó el ingeniero topógrafo, Ignacio Hernández, uno de los técnicos del museo, durante la presentación de la pieza.

Al acto asistieron el director del MARQ, Manuel Olcina, así como el jefe del área de Geodesia del Instituto Geográfico Nacional, Marcelino Valdés; el subdelegado de Gobierno, José Miguel Saval, y el diputado de Cultura, César Augusto Asencio. «Gracias a esta iniciativa podemos rememorar la historia y poner en valor un dispositivo que para Alicante ha sido fundamental como origen de la Cota 0 y, en consecuencia, como base para la elaboración del Mapa Topográfico Nacional».