Su pintura invita a imaginar, crea mundos o más bien interpreta este y lo eleva al universo onírico. Dice que lo hace sin pensar, porque es «una pintura vivencial», que tiene mucho que ver «con el día a día», con las sensaciones, los estímulos y el estado de ánimo.

El pintor Joan Erbueko se reentró con Aigües hace unos años después de vivir mucha vida. Madrid, Barcelona, norte de España, Francia... Después encontró la paz en la montaña alicantina, donde tiene sus raíces y hace unos años fue uno de los fundadores de la asociacion ArtAigües con sede en su estudio, donde pinta y donde ofrece talleres a los más pequeños.

Ahora Erbueko vuelve a dar el salto y llevará su obra a Holanda, a la galería Struk y Kunst de Warmenhuizen, ciudad cercana a Amsterdam. El pasado verano visitó su estudio la galerista Margret Heeremans, le compró una obra y ahora quiere llevar sus obras a su país. «Vio lo exótico, el mediterráneo, el misticismo de mis obras y su carácter local que es universal», apunta este artista que expondrá en los Países Bajos del 3 de marzo al 14 de abril.

«Expongo fuera creo que en una época de madurez», asegura el pintor que define su obra como «surrealismo» o «realismo mágico» porque «tiene elementos muy sencillos, habla mucho de las relaciones entre personas». Apasionado de la pintura flamenca y «muy influenciado» por El Bosco, afirma que siempre está creando cosas nuevas y «aprendiendo porque no paro de buscar». Su proyecto es «poner orden y buscar amonía» después del caos que supone pintar sin ideas preconcebidas, «porque lo que hago es como un exorcismo, lo echo fuera todo y luego busco sentido a las cosas».

Cuando vuelva continuará con su proyecto «valla» de arte urbano, que tiene como objetivo decorar 125 metros de muro en Aigües, de los que ya tiene 30 metros pintados con la colaboración de otros artistas. Y también terminar la restauración de la Virgen del Carmen de la ermita.