Miles de personas comienzan el año planteándose dejar de fumar o con el propósito de ir al gimnasio. Olga Diego, sin embargo, inicia 2018 desafiando los límites de su cuerpo y, sobre todo, de su mente, con una acción creativa que desarrollará a partir del 16 de enero en el espacio SCAN de Londres.

Mediante el proyecto Transcription/Non Stop Drawing Action, la artista se propone dibujar ininterrumpidamente noche y día hasta que el cuerpo y la mente aguanten, sin parar de dibujar para comer, beber o ir al baño. Contará con voluntarios para darle la comida y no dejarla sola en ningún momento. Dibujará en el suelo, en las paredes y sobre una mesa que habrá en la sala de unos 5,30 x 3,30 metros. El público, sin hablar, podrá acercarse a ver cómo desarrolla su trabajo y la acción entera se grabará con dos cámaras y se retransmitirá en streaming. Ella utilizará tapones y cascos con los que escuchará jazz, música clásica y Radio 3 para concentrarse en su tarea.

«La verdad es que no sé dónde me he metido», apunta Olga Diego (Alicante, 1969) entre carcajadas nerviosas ante la inminencia de este « reality artístico y performático», con el que reconoce estar «atacada» pero «muy ilusionada».

A la artista alicantina se le ocurrió la idea en un viaje que hizo conduciendo desde Pamplona por la noche, conoció a los responsables de SCAN, una plataforma para la difusión de arte contemporáneo español y latinoamericano con sede en Londres, y concretaron el proyecto el pasado verano.

«Es un reto -explica- pero también es un paraíso poder ver qué sale de ahí. Sé que la idea es un poco loca pero no me lo planteo como un récord ni nada parecido, sino como una forma de buscar el resultado visual de ese trabajo plástico. Es una exploración en total libertad y supone sumergirte en un espacio a dibujar sin límite de tiempo, que sé que supone un esfuerzo mental y físico pero tengo muchas ganas de hacerlo».

Se trata, como ella aclara, de «un desnudo mental integral», un viaje al interior de la creación, ya que a lo largo de la acción artística «se verá qué pasa por mi mente en cada momento», dado que los papeles se marcarán por orden cronológico para luego documentarlo y analizarlo. Toda la obra se quedará en exposición, que se inaugurará el sábado 20 de enero, hasta el 3 de febrero.

«Me interesa mucho el resultado pero también el proceso. No tengo preparado un dibujo concreto que ir haciendo porque se trata de crear de forma natural y no tendría mucho sentido, pero seguro que saldrán temas muy habituales en mis obras, como el cuerpo humano y el desnudo», avanza la artista, para quien el dibujo constituye una «parte muy importante» en todos sus proyectos. Un dibujo que Olga Diego expresa de forma muy figurativa, nada abstracta, aunque en esta situación extrema «igual acabo dando cabezazos y haciendo solo líneas. Puede ocurrir, porque la puerta está abierta a todo y el territorio es virgen», apunta.

Sobre las expectativas creadas, Olga Diego tampoco tiene muchas a priori pero espera alcanzar las dos noches dibujando «porque una noche sin dormir la pasamos todos, pero más de una será difícil porque las ideas no funcionan igual, cuando tienes sueño es muy difícil pensar» y se imagina que su proyecto será «una lucha constante» para evitar dormirse con el lápiz en la mano: «Yo creo que pasaré a un estado diferente de concentración, aunque por otro lado sabes que estás siendo observada».

Diego se aprovisionará de material para el dibujo, fundamentalmente grafito y tinta, y algo de acuarela con color -«llevo cantidad de tinta que igual acabo echándome encima», bromea- y papel, con el que forrará la sala, pero también muchas hojas pequeñas para seguir pintando incluso en el baño, «que ahí también salen ideas seguro».

Dos cámaras grabarán todos sus movimientos, una pequeña que enfocará el dibujo constantemente y otra en la sala que ofrecerá un plano general. «Quería compartirlo con la gente in situ aunque también se podrá ver por Internet», explica. También se prepara físicamente estos días haciendo más deporte para estar lo más fuerte y fresca posible el día 16; allí tomará comida sana y tendrá cerca algún médico por si acaso, pero no se imagina cómo acabará la acción: «Al final no sé si me retiraré cuando no tenga fuerza o me quedaré durmiendo allí mismo, en la sala. No sé, igual salgo medio tonta o a partir de ahí dejo de dibujar. Ya veremos», bromea.

Olga Diego, que siempre ha sido una artista de riesgo -ella misma voló con uno de sus artefactos creados con plásticos y precintos-, reconoce que el desafío «puede ser un poco locura, pero volar en globo también lo es y la idea del no límite es muy emocionante», concluye.