«Aporofobia», el neologismo que da nombre al miedo, rechazo o aversión a los pobres, ha sido elegida palabra del año 2017 por la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y BBVA. La filósofa Adela Cortina, creadora de la palabra, defiende la necesidad de poner nombre a esa patología social que existe y que consiste en el rechazo o aversión a los pobres, como primer paso para tratar de desactivar un fenómeno «universal» que ve «absolutamente corrosivo».

«Creo que es un tipo de fenómeno al que hay que poner un nombre, igual que a los huracanes y ciclones porque dicen que cuando se le pone un nombre, la gente lo reconoce y puede precaverse frente a ellos», señala esta catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universitat de València y miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Asegura que la aporofobia es una patología social que existe en todo el mundo y lo primero que hay que hacer es «reconocerlo, saber que está y que nos pasa, e inmediatamente tratar de desactivar ese fenómeno». «La manera de empezar a pensar si nos parece bien que en una sociedad se rechace a los pobres es saber que eso es lo que está pasando» y, a partir de ahí, «tomar cartas en el asunto», señala. Cortina considera que ese tipo de rechazo y odio «es lo más contrario que puede existir a la democracia, a los derechos humanos y a la declaración de la dignidad del hombre».

La filósofa recuerda que «aporofobia» fue una palabra que utilizó en un artículo de prensa en 1995 ya que le parecía «importante acuñarla, por aquello de que la fobia o el rechazo no es tanto ante extranjeros o gente de distinta orientación sexual o de distinta religión, sino ante los pobres».

Como ella misma explica en su libro Aporofobia, el rechazo al pobre (Paidós, 2017), «no repugnan los orientales que compran equipos de fútbol, ni los futbolistas de cualquier etnia o raza que cobran cantidades millonarias pero son decisivos a la hora de ganar competiciones. Por el contrario, las puertas se cierran a los refugiados políticos, los inmigrantes pobres y los mendigos sin hogar».