Compositor, guitarrista y docente a partes iguales, el músico madrileño tocará en el ADDA con una Fender Stratocaster blanca su parte de Leukante, la obra dedicada a Alicante que el sábado a las 20 horas compartirá con el guitarrista clásico Ignacio Rodes y el flamenco Juan Manuel Cañizares. Ayer ensayaron juntos por primera vez en Alicante.

¿Qué es Leukante

Es un triple concierto con tres tipos de guitarra como solistas en una orquesta grande. Fue un encargo expreso del ADDA. Leukante toma el nombre original de la ciudad, que ha cambiado poco. Para mí Alicante tiene muchas resonancias personales porque aquí fue donde se desarrolló durante tantos años el Festival de Música de Alicante, donde yo estrené algunas de mis primeras obras, y me siento muy identificado con la belleza de su costa. Me hizo una ilusión especial este encargo en un proyecto tan novedoso y tan vinculada como está la guitarra a esta provincia, que es guitarrística cien por cien. Ha sido un placer personal llevarlo a cabo.

¿Cómo se le ocurrió hacer una obra para tres guitarras distintas?

Nació una noche que compartimos jurado en un concurso Josep Vicent [el director artístico del ADDA, que dirigirá a la orquesta el sábado] y yo, estuvimos dándole vueltas a una propuesta de colaboración y surgió la idea de la mezcla total. La guitarra es un instrumento muy polifacético y buscamos una mezcla explosiva. Siendo yo compositor clásico y guitarrista eléctrico podíamos dar una visión peculiar de la guitarra.

¿Y cómo es la obra?¿Está contento con el resultado?

Yo creo que es espectacular, aunque no debería decirlo yo, pero es una obra de la que estoy muy satisfecho y es una apuesta fuerte por la guitarra. La orquesta es la columna vertebral y cada guitarra tiene su mundo: la eléctrica es muy eléctrica, la flamenca muy flamenca, la clásica tiene un sabor muy tonal y están todas acertadamente unidas por esa gran cubierta que es la orquesta.

¿Cómo cree que será la respuesta del público?

Eso es muy difícil de saber. La obra es muy mezcladora de cosas y puede ser atractiva por eso. No es la típica obra de música contemporánea o flamenca, hay un diálogo dramático entre la orquesta y los solistas y es una obra muy rítmica.

A usted le gusta la mezcla...

...Absolutamente.

¿Es necesario arriesgar y tener amplitud de miras en la música?

Ahora más que nunca. Nuestra sociedad es increíblemente variada y vivimos con todos los instrumentos de música al alcance y con toda la tecnología. El contacto con la música de otras culturas es total y absoluto y me parecería falso que eso no se reflejara en la música contemporánea de ahora. No solo con la de tu tierra, sino con la del mundo. La mezcla hoy en día en la música es absolutamente inexcusable y yo diría que debería ser algo natural y espontáneo.

Sin embargo, una obra como la suya tan peculiar no deja de ser una excepción hoy.

Sí, se da muy poco. La fusión se da en otras músicas de donde la clásica se autoexcluye, cuando por ejemplo hablamos con normalidad de flamenco-jazz. Hay una tendencia a cierto purismo enrevesado.

Con su formación clásica, ¿cómo se pasó a la guitarra eléctrica?

Yo tengo 53 años y cuando estudiaba guitarra el rock tenía una vitalidad enorme con grupos como Pink Floyd, King Crimson Yes, Genesis, ese rock progresivo más elaborado, y era natural sentirse próximo a esa música. Y como instrumento siempre me resultó atractivo, luego estuve muchos años sin tocar y al querer hacer música de cámara con otros compañeros me sentí llamado por la eléctrica.

Tiene usted un grupo también: Rejoice!

Sí, es un trío en el que llevamos años trabajando: una soprano lírica, un acordeón eléctrico y una guitarra eléctrica.

Ha creado multitud de obras, ¿lleva la cuenta?

Sí, un montón. Soy muy fértil (ríe). Tengo 160 obras, incluidas cinco sinfonías, dos óperas, un ballet, y doy clases también. Disfruto mucho con la docencia, no es simplemente un trabajo alimenticio sino algo con lo que me identifico, disfruto y aprendo mucho.

Para quien no conozca su música, ¿cómo es?

Yo me eduqué en la vanguardia más radical, lo que se tiene en la cabeza como música contemporánea, pero siempre he estado muy vinculado a la armonía, a la melodía y al ritmo, y me he ido desplazando a ese camino. Sin ser puramente clásica, hay gente que la ve más cercana con temas melódicos aunque a veces sea más disonante. Me importa mucho la forma, que sea transparente, y que el público sepa dónde está.