Con algunos le unía una relación personal, con otros alguna afinidad estética y con los demás la temática aunque tratada de forma muy diferente. El caso es que Emilio Varela (1887-1951) no era el tipo taciturno y aislado del momento artístico que le tocó vivir. Le interesaba y tenía inquietud por lo que pasaba en las vanguardias internacionales. Otra cosa es que asumiera más o menos sus cánones. Este camino es el que la exposición Emilio Varela. El laberinto luminoso, que se inaugura el mes próximo en el Museo Bellas Artes Gravina de Alicante, va a tratar en uno de sus apartados: la relación del pintor con algunos de sus coetáneos para «plantear interesantes vías de diálogo».

Una vez planteada esta necesidad que podía completar la exhibición de obras originales del alicantino, Jordi Navas, comisario de esta muestra organizada por la Diputación de Alicante con el respaldo del Consorcio de Museos de la Generalitat, se puso en contacto con el Centro de Arte Reina Sofía para solicitar algunas piezas que podrían ser representativas de ese diálogo que abriera las fronteras de la creación vareliana y la pusiera en su contexto.

En un primer momento fueron medio centenar las obras preseleccionadas y al final son ocho las que el Reina Sofía sacará de su edificio para trasladarlas a Alicante. De esta forma cuadros de Benjamín Palencia, Pancho Cossío, Julio González, José Gutiérrez Solana, Daniel Vázquez Díaz, Pedro Lozano de Sotés, Roberto Fernández Balbuena y Francisco Rivera Gómez viajarán en breve a Alicante para compartir pared con algunos significativos cuadros del artista alicantino.

«Resultan claramente detectables en la obra del artista una voluntad creadora con vocación universalista y una calidad pictórica equiparable a algunos de los nombres propios del arte español del siglo XX», asegura Navas, que mantuvo varias reuniones con los técnicos responsables del Reina Sofía para cerrar los títulos que vendrán al Mubag y se colgarán junto a obras de Varela en el espacio Resonancias Mubag Mncars.Resonancias Mubag Mncars «Es como un acorde que suena y todo junto da sentido a la relación que tenía Varela con la pintura de la primera mitad del siglo XX a través de una colección nacional en la que además el también tiene obra». De hecho, el Reina Sofía ha cedido también un par de obras de sus fondos firmadas por el alicantino para esta muestra.

Con algunos de los artistas seleccionados, Emilio Varela compartió «espacios personales». Es el caso de Vázquez Díaz, que «en sus visitas a Alicante llegó a ir a la montaña con el grupo de intelectuales con los que se reunía Varela». De hecho, «en el Mubag hay fotografías de estas reuniones», apunta el comisario.

También con Benjamín Palencia -del que se podrá ver la obra La era, que se confrontará con Era (Almiares) de Varela- tenía una relación personal, «hasta el punto de hacerle un autorretrato». Otro de los artistas, Pancho Cossío fue un gran admirador del alicantino, aunque el primero adoptó las vanguardias y el segundo «se mantuvo más en la figuración clásica».

Además de estos cuadros que colgarán en el Mubag hasta abril de 2018, el Museo Reina Sofía proporcionará al centro alicantino la reproducción digital de otras obras «para poder integrarlas en el discurso, aunque en otros niveles, en la cronología digital».