De la mano de Mala mujer, C. Tangana ha irrumpido como un vendaval en la escena musical española con su último disco, Ídolo, «oscura» reflexión sobre cómo se construyen los ídem modernos abierta al debate y a la crítica, sin más premisas que la siguiente: «Yo no estoy aquí para hacer moral».

Lo dice en una charla tras haberse convertido también en una de las figuras más controvertidas de los últimos meses, entre otras cosas, después de haber sido acusado de machista por exhibir traseros en el videoclip de su citado gran éxito. No ayudaron titulares como «Yo no soy machista ni feminista; soy transexual», una frase que por cierto él niega.

«Que te acusen directamente de machista es como si te preguntaran si eres nazi, un asesino o un pederasta. Serlo significa que piensas que la mujer es inferior a ti. Es una aberración», subraya Antón Álvarez (Madrid, 1990), músico y graduado en Filosofía, antes de proclamar: «No creo que se deba hacer a los artistas dueños de la moral ni los que la enseñen».

Son las cuatro de la tarde y C. Tangana comienza su ronda de entrevistas por Ídolo (Sony Music), disco que se ha publicado únicamente en formato digital por convicción personal. «No decido yo cuándo se hacen», se disculpa, antes de reconocer que no le gusta mucho la parte de la promoción. «Tampoco me parece que en este momento, cuando empieza a verse violencia entre civiles, más allá de la del Estado, venga a cuento darle más información a la gente sobre el disco», prosigue. En el fondo, el discurso de su álbum no está muy alejado de cuanto está pasando en España.

«En la medida en la que quería continuar viviendo de la música, me di cuenta de que estaba construyendo una figura, unos patrones de excesos, de exaltación del poder, de individualismo, de ambición en un contexto muy competitivo...», explica. Ese es el intríngulis de esta colección de canciones sobre «la construcción de un ídolo moderno como un personaje oscuro en todos los sentidos». «Creo que no hay en el disco una sola palabra bonita acerca de ser un ídolo», dice en este sentido.

En todo ello ha jugado un papel fundamental un presunto viaje hacia el mainstream. «Para mí mainstream es que me pare una señora por la calle o que hagan una broma sobre mí en El Jueves. He dicho que lo era porque he colado Mala mujer (60 millones de reproducciones) en la cultura popular en España, pero no estoy imitando fórmulas», puntualiza.

De hecho, para él «este es un disco de rap e incluso sobre los clichés del rap», constata, zanjando un largo debate abierto sobre el estilo del disco (¿es trap? ¿es pop? ¿es reguetón?), encaminado claramente hacia la pista de baile pero no por ello menos ambicioso, bajo la producción del propio C. Tangana, Alizzz y El Guincho, en colaboración con Danni Ble, Horror Vacui y LivingLargeInvenus.

Un claro ejemplo de ídolo, prosigue, es la compañía Inditex, a la que dedica un corte. «Es la empresa más importante de España y también la más criticada. ¿Cómo puede darse esa contradicción?», se pregunta el artista, que ha jugado la baza de exponer a la luz pública todos los valores que se aprecian socialmente sin que nos demos cuenta.

«Es muy guay ver tu cara en la Gran Vía, pero detrás de eso hay muchas cosas que no lo son tanto», agrega el músico, en alusión a la gran lona con su imagen que cubre todo una fachada en la calle más transitada de Madrid.

Reconoce que sintió «pudor y algo de miedito» cuando se vio, pero todo forma parte de un discurso que va más allá de la música, de un «personaje artístico» que ha construido estableciendo sinergias junto a otros jóvenes artistas, como el fotógrafo Javi Ruiz o el colectivo de creadores audiovisuales BRBR.