El Nobel de Literatura premió ayer la «fuerza emocional» de las novelas del británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, un fallo sorprendente que enlaza con la línea de elecciones inesperadas de la Academia Sueca en los últimos años. Si en 2016 distinguió por primera vez el reportaje periodístico con la bielorrusa Svetlana Alexiévich y el año pasado traspasó el umbral de la literatura convencional con el cantautor estadounidense Bob Dylan, ahora ha regresado al campo más puramente literario pero ha optado por un autor que no figuraba en las quinielas previas.

Clásicos como el keniano Ngugi Wa Thiong'o, el israelí Amos Oz, el sirio Adonis o el japonés Haruki Murakami eran los nombres que dominaban todos los pronósticos, pero la Academia ha preferido al británico, que elogia por haber descubierto «el abismo más allá de nuestro ilusorio sentimiento de conexión con el mundo».

Ishiguro expresó el deseo, desde su domicilio londinense, de que este reconocimiento ayude a «unir a las personas a nivel internacional». En una improvisada rueda de prensa en el jardín de su residencia del norte de Londres, el autor, de 62 años, explicó que «vivimos un periodo de la historia donde todo el mundo se está mirando a sí mismo y las personas en sus comunidades intentan separarse».

«Estamos en peligro de perder una visión internacionalista del mundo y creo que algo como el Premio Nobel ayuda a unir a las personas a un nivel internacional», reflexionó al ser preguntado por sus sentimientos ante el brexit.

La secretaria permanente de esta institución, Sara Danius, consideró a Ishiguro, autor de ocho libros, «un novelista brillante» que ha desarrollado su propia estética y «un magnífico artista de la lengua». «Si mezclas a Jane Austen y a Franz Kafka, tienes a Kazuo Ishiguro. Tienes que añadir también un poco de Marcel Proust en la mezcla», dijo Danius sobre el autor de Los restos del día (1989), popularizada por la película Lo que queda del día, que protagonizaron Anthony Hopkins y Emma Thompson en 1993. Es, agregó, un novelista «brillante», un escritor «de gran integridad que no mira para otro lado» y además ha desarrollado un «universo estético» único.

«Está muy interesado en entender el pasado pero no es un escritor proustiano, no trata de redimir el pasado, explora lo que hay que olvidar para sobrevivir como individuo o como sociedad·, explicó.

Sobre las obras de Ishiguro, Danius aseguró que todas ellas son «maravillosas y verdaderamente exquisitas», pero mostró su predilección por su última novela, The Buried Giant ( El gigante enterrado, 2015), aunque también hizo hincapié en que The Remains of the Day es una «obra maestra».

El autor confió en que recibir este «enorme honor», pueda, de alguna manera, «alentar a las fuerzas del bien y de la paz». Ishiguro señaló que recibir el Nobel es algo «maravilloso y totalmente inesperado» y confesó que se siente «avergonzado» al haber sido condecorado con el galardón más relevante de la literatura «al haber tantos grandes autores vivos a los que no se lo han dado». El Nobel le llega, según explicó, «en un momento en el que el mundo afronta incertidumbre sobre sus valores, liderazgo y su seguridad».

«De una manera muy pequeña, confío en que algunos de los temas que he intentado abordar en mi obra -sobre historia, no ya solo sobre mi memoria personal, sino sobre la manera en que países y naciones y comunidades recuerdan su pasado y sobre con cuánta frecuencia entierran los recuerdos incómodos del pasado- sean de ayuda al clima que tenemos actualmente», argumentó.

La elección de Ishiguro refuerza el dominio de la prosa y de la literatura en inglés en el palmarés: 77 de 114 escritores premiados son narradores y 29 usaron esa lengua, por 14 autores en francés, 13 en alemán y 11 en castellano.

«Tenemos una maravillosa biblioteca y gente maravillosa a nuestro alrededor, estamos siempre buscando nuevos e interesantes escritores, hablamos bastantes lenguas entre todos nosotros y, por supuesto, hay muchas lenguas que no hablamos, pero entonces pedimos que nos escriban informes detallados sobre autores concretos», indicó Danius sobre la elección de los premiados.

Una elección que este año ha recaído en un escritor británico que nació en Nagasaki (Japón) en 1954, pero que se mudó con su familia a los cinco años al Reino Unido, donde se graduó en Inglés y Filosofía en la Universidad de Kent e hizo un curso de escritura creativa en la de East Anglia.

Su primera publicación llegó en 1982 con Pálida luz en las colinas, que al igual que su siguiente novela, Un artista del mundo flotante (1986) se ambientan en Nagasaki en los años posteriores a la II Guerra Mundial. En esas obras -y sobre todo en la siguiente, Los restos del día- aparecen temas recurrentes en su narrativa como la memoria, el tiempo y el autoengaño y su característico modo de expresión «cuidadosamente contenido», resaltó la Academia en su explicación del fallo.

Ishiguro ha escrito también obras de ciencia ficción como Nunca me abandones (2005) y ha impregnado su obra de sus influencias musicales, sobre todo en la colección de relatos Nocturnos. También utor de guiones para películas y televisión.