En los 33 años de historia de la revista Canelobre, que edita el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, se han dedicado números especiales a figuras fundamentales de la cultura alicantina como Miguel Hernández, Jorge Juan, Rafael Altamira, Gabriel Miró, Enric Valor, Óscar Esplá o el propio Gil-Albert, entre otros, pero al autor de La voluntad, Castilla o Los pueblos apenas se le dedicó hace tres décadas un dossier con cinco artículos «cuando la revista era todavía miscelánea», apunta José Ferrándiz Lozano, director actual del Instituto Gil-Albert, que cree que con este número se cubre «un vacío» en el itinerario de Canelobre y se hace justicia a Azorín en el 50 aniversario de su fallecimiento.

Este número especial se publicará en las próximas semanas bajo el título de Azorín, clásico y modernoAzorín, en un guiño a su ensayo Clásicos y modernos (1913) -una recopilación de artículos sobre la literatura española-, y con el que se pretende ofrecer al público una imagen «actualizada» de este autor fundamental de la Generación del 98, que medio siglo después sigue generando estudios sobre su obra e interés entre los investigadores nacionales y extranjeros.

«Para los lectores del siglo XXI Azorín es un clásico, pero en sus tiempos irrumpió con una estética literaria moderna, rompedora, que en muchos casos sigue vigente», señala Ferrándiz Lozano, que añade que en la revista se ha preferido reproducir una iconografía en la que predomine el Azorín «joven y maduro», ya que normalmente «se abusa de su imagen octogenaria o nonagenaria» puesto que el escritor falleció en 1967 con 94 años. De hecho, la imagen de la portada de Canelobre ha sido elaborada por el artista ilicitano Joan Castejón a partir de un retrato de Azorín aún joven.

La coincidencia del aniversario y la riqueza de las aportaciones e investigaciones realizadas en los últimos treinta años, que han huido de las imágenes tópicas y han proporcionado una visión distinta del autor, «más moderna y renovadora», han impulsado este número. Ferrándiz Lozano abunda en que estos estudios destacan la modernidad en la renovación de géneros y la profundidad de su pensamiento literario, estético, histórico y político, «mejor entendido ahora al incorporarse otras disciplinas de estudio y acceder a una mayor producción periodística del autor».

La modernidad de Azorín, que también será el asunto central del próximo congreso internacional que se celebra del 25 al 27 de octubre en Alicante y Monóvar, y la visión multidisciplinar sobre su obra son los aspectos que el Gil-Albert tiene mayor interés en destacar de este número especial, proporcionando la versión del escritor e intelectual «múltiple».

Aunque la literatura es el hilo conductor de su obra -publicó 140 libros y más de 400 cuentos-, su profesión fue el periodismo -escribió cerca de 6.000 artículos en prensa- y tuvo incursiones en la política, por lo que se ha invitado a participar a filólogos pero también a periodistas, politólogos e historiadores.

A lo largo de 328 páginas, coordinadas por Ferrándiz y José Payá, director de la Casa Museo Azorín, además de Ramón Sánchez Martos, director de Canelobre, y Elvira Rodríguez, subditrectora.

Trescientas imágenes, en su mayoría del fondo de la Casa Museo así como de otros archivos, acompañan los textos de 24 autores, entre los que se encuentra el escritor Julio Llamazares, que ofrece su visión como escritor tras seguir sus pasos y los de Cervantes en su libro El viaje de Don Quijote, o especialistas internacionales como Christian Manso, traductor al francés de su obra y catedrático de Literatura en la Universidad de Pau (Francia); Renata Londero, profesora de la Universidad de Udine (Italia) y traductora al italiano, o Verónica Zumárraga, investigadora de la Fundación Ortega y Gasset en Buenos Aires, por citar a algunos.

El paisaje en Azorín es abordado por el catedrático de Geografía de la Universidad Complutense Eduardo Martínez de Pisón; Juana María Balsalobre, directora de Arte en el Gil-Albert, trata la iconografía de su figura en la pintura y la fotografía;Antonio Robles Egea, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Granada, indaga en el concepto de nación en Azorín, que mantenía que España es un Estado y varias naciones, mientras el catedrático de la UA Antonio Díez Mediavilla incide en la dimensión superrealista de su teatro.

«Los lectores podrán hacer revisión de algunos aspectos literarios en su obra, como la peculiaridad de algunas de sus novelas, la función del paisaje, la interpretación novedosa de los clásicos o sus interesantes textos de viajes», señala el director del Gil-Albert sobre un número que también recoge testimonios de personas que le trataron.

Un aspecto relevante es el dedicado a la política y al periodismo, campo último en el que se enfoca buena parte de la crítica actualmente. Azorín escribió en periódicos como El Progreso, El Globo, Alma Española, España, Diario de Barcelona, El Pueblo Vasco, La Vanguardia, La Prensa (Argentina), La Libertad o Ahora, aunque su mayor producción la desarrolló en ABC.

«La reivindicación de su periodismo ha crecido mucho», indica Ferrándiz, ya que plasmaba una «técnica muy innovadora en sus crónicas desde principios del siglo XX», al tiempo que se aborda su implicación política en los aspectos en los que fue más original en intensa «como cronista político y parlamentario, como firma aliadófila en la I Guerra Mundial», apunta el director del Gil-Albert, que cuenta en su artículo del número su paso del periodismo a la política, donde tuvo escaño como diputado en cinco ocasiones.

La revista se presentará tras la celebración del congreso y su edición de 1.500 ejemplares se acompañará de dos dvd: Azorín y la intravagancia, una conferencia grabada pronunciada por Juan Gil-Albert en la Casa Museo Azorín en 1985, y Azorín, la imagen y la palabraAzorín, la imagen y la palabra, el último documental producido por la Diputación de Alicante y TVE dirigido por Domingo Rodes.