Quería ser arquitecto y en cierto modo lo consiguió. Pero en vez de construir edificios construye trajes. Hannibal Laguna era niño cuando hizo una flor con retales de tela de la fábrica de su madre. De eso ha pasado mucho tiempo. Pero esa flor ha permanecido ahí como el principio de todo. Por eso es el elemento inicial y el hilo conductor de la colección Hannibalissimo, con la que celebra sus 30 años dedicados a la moda y que presentará el lunes, a las 16 horas, en la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid.

Tres décadas en las que al mirar atrás el modisto venezolano, afincado en Alicante desde niño, ve con orgullo que el camino era correcto. Empezó al revés, fuera de España. Su primera pasarela fue en Miami en 1988, después Gaudí, Cibeles, Alicante, Valencia... Remó contracorriente. Dio la espalda a las tendencias, a los colores parchís, al minimalismo de los 90, a los cánones imperantes en el diseño. Eso, dice, le hizo más fuerte y ser quien es hoy. Resistió y el tiempo le dio la razón. «Me doy cuenta de lo importante que ha sido ir remando a contracorriente porque es lo que nos ha hecho llegar donde estamos ahora», asegura el modisto mientras ultima los preparativos para el desfile del próximo lunes.

«Si te decían que se llevaban unos colores, o lo hacías o parecías un extraterrestre. En los 90 se llevaba el minimalismo y nosotros estábamos fuera de onda, recuerdo que lo pasamos muy mal. Podías sucumbir y cambiar de registro pero no lo hice y el tiempo me ha dado la razón». Y es que, «en el siglo XX las tendencias era muy dictatoriales», aunque eso ha cambiado. «Hoy no, vas a cenar y ves a gente con rayas, flores, cuadros, góticos y todo el mundo se respeta, la comunicación ha influido mucho en eso».

El 30 aniversario le ha llevado a hacer una reflexión y recapitular. junto a su equipo, ha dedicado una hora diaria a visionar vídeos, fotografías, diapositivas... «Nos lo hemos pasado en grande y nos hemos dado cuenta de lo que hemos hecho bien -de lo que hacemos mal ya me encargo yo de recordarlo a diario- y de que hemos sido precursores en muchas cosas, como los corpiños de novia o participar en la primera pasarela monográfica de novia».

Y no como un repaso a esas tres décadas, sino como una fusión del pasado con el futuro ha nacido la nueva colección que recorre tres etapas vitales y creativas: Nacimiento, Adolescencia y Madurez. Las flores en tres dimensiones, recordando su creación inicial, protagonizan la primera parte, pero colocadas en trajes de neopreno cortados con láser, para «mezclar mis inicios con una tecnología totalmente actual».

En Adolescencia, reivindica el corpiño que defendió en una etapa minimalista del resto de diseñadores. «Ahora hemos metido esos corpiños dentro de los vestidos que son de gasas vaporosas de corte helénico, que flotan, con bordados fluidos».

El desfile acaba con Madurez, con unos diseños en mikado, satén, seda y piqué tejidos con flores pintadas, digitalizadas y bordadas. «El fondo de los trajes es blanco o negro y son asimétricos».

Y después de maletas, zapatos, bolsos, joyas, gafas, jabones y belleza, Hannibal Laguna, que desde hace años defiende en sus producciones el concepto de real cost -es decir, «el coste real del producto»- lanzará también el lunes su línea de perfumes: cuatro de mujer y dos de hombre.

Ahora afronta un año de celebraciones. Conferencias en universidades, desfile en Oviedo con orquesta, premio en Burgos y exposición en octubre en Madrid por sus tres décadas. Será en Ifema, con maniquíes, diseños y fotografías. Y un sueño para este año. «Pues poder hacer un desfile en Alicante el próximo año porque llevo 20 años sin desfilar allí. O al menos hacer la exposición».