No se han ido de viaje y apenas han pisado la arena de la playa porque llevan todo el verano peleándose con un texto de Shakespeare, tras casi dos meses de ensayos en el Teatro Principal de Alicante. La Jove Companyia d'Alacant se estrena en escena con su primera obra, la comedia del autor inglés Trabajos de amor perdidos, con la que se abre el Festival de Teatro Clásico de Alicante el 30 de agosto en el castillo de Santa Bárbara. Una oportunidad de disfrutar de un clásico por 5 euros y ser testigos del germen de esta agrupación, impulsada desde el Teatro Principal con el fin de convertirla en profesional en el futuro.

La Jove Companyia -formada por 15 actores elegidos entre 68, seis directores y una productora, Raquel Molina- empezó sus ensayos en junio en la sala Nuria Espert del teatro para esta primera obra de Shakespeare, en la que Andrés Ariza dirige a 11 actores y actrices -diez de la compañía y una profesional, Mila García- que esta semana han pasado al escenario del coliseo, que impone un poco más y también la temperatura es mucho mayor, sin aire acondicionado que valga.

«Era necesario. Una sala está bien al principio, pero por espacio y por medir distancias, para darle profundidad a la voz, se necesita el escenario», apunta el director, mientras el reparto confirma al otro lado del telón que «hay una gran diferencia y si pudiéramos ver el auditorio, ayudaría más».

Algunos ya se habían subido a él y otros lo prueban por primera vez, como sucede con Shakespeare, un reto siempre para jóvenes intérpretes. «A mí me costó un montón al principio porque clásico nunca había hecho, luego vas pillando el ritmo y ahora le he cogido cariño», indica el actor José López, mientras sus compañeras añaden: «A todos nos costó, se te quedaba esa musiquilla». A todos salvo a Miriam Giner, «porque mi personaje todo lo exagera», apunta en su papel de diva tras calentar la voz con tangos de Gardel.

«Elegimos Shakespeare porque los retos son importantes, independientemente de dónde lleguemos con este. Era algo que muchos no habían hecho nunca», explica Ariza, que añade que el peligro de enfrentarse al genio inglés es «quedarse en la forma de las palabras, donde las frases casi se cantan. Pero es prosa, no verso, y tienes que llevártelo a tu terreno, entrar en él como algo no lejano y que le llegue al espectador».

El reparto ensaya una escena en la que se encuentran la corte de un rey y el séquito de una reina: «la confrontación entre chicos y chicas», lo llaman. Porque para los jóvenes actores, Trabajos de amor perdidos es «una historia de amor», «un juego de seducción entre chicos y chicas», explican.

Andrés Ariza indica de esta obra que «no la hemos querido fijar en un año concreto pero podría situarse entre 1938 o 1939, con un Madrid acuciado por las bombas, donde varios actores realizan un canto a la libertad a partir del amor al teatro ya que, a pesar de las dificultades y las bombas, deciden continuar con la grabación de la película Trabajos de amor perdidos». En realidad, «es una metáfora de las dificultades del teatro, de lo que nos pasa, que a pesar de las crisis, obstáculos y miedos, seguimos intentándolo sin renunciar».

El equipo ya ha visto la cara al público en un preestreno reciente ante más de 200 espectadores en Sant Joan. «Vimos dónde habíamos fallado, nos escuchamos en escena y ahora estamos menos nerviosos», aclaran. «Hemos cambiado cosas: ahora tenemos otro tono, otro ritmo, es más ágil y también hemos visto la respuesta del público». Aun así, «el estreno es el estreno y si pierdes el nervio algo falla», dice el elenco, cuyo mayor miedo es que no se les oiga bien al aire libre. Pero confían en que el esfuerzo compense y sueñan con mover la obra fuera de Alicante. En una palabra: trabajar.