«Siento que sólo la sombra me alumbra», recitaba Miguel Hernández. El mensaje puede tener particulares interpretaciones. ¿Quién se queda en casa a entender los desengaños de la vida? Lo más recurrente para olvidar el desánimo suele optar por irse de copas, desconectar en el cine o tirar de la última adquisición de la factoría de Netflix. Aún disfrutando como niños pequeños, ¿vemos un film para escapar de nosotros o porque nos apetece? Cuestionar si nuestro sistema de creencias nos impulsa sería un paso importante. En otras palabras, «¿quieres conocer la verdad? Vence tus miedos», aclara el artista Jodorowsky. «Buf, qué locura», pensaran muchos, «soy el hombre de la casa, es lo que me ha tocado».

Se puede decir que cada uno elige la vida que quiere tener, sin contar con factores externos. Que no es fácil pasar de viejas formas de pensar a nuevas, no. Una vez reprogramado, no quiere decir que no haya que pagar facturas diarias. Claro que serán menos pesadas. «Uno tiene la elección de ver a su jefe como un cabrón o ver como que es una persona difícil que no está pasando por su mejor momento», reflexiona el experto en liderazgo Borja Vilaseca. Siguiendo el debate, Emilio Fiel, pionero en España de la nueva conciencia, comenta: «Lo importante es entender que los cambios del juego vitales no deben mover tu realidad, deben mantenerte sereno». Si la realidad nos golpea a menudo, la pérdida de ilusión derivará en energía negativa que espantará a casi todos. De ahí que conocernos no sea baladí. Dedicar unos minutos al día a tomar consciencia de la causa de un dolor puede ser el principio de una mejoría. Con dicha práctica, paciencia y tiempo se cerrarán viejos traumas. «Cambiar tu energía es cambiar tu vida», es uno de los eslóganes del neurocientífico Joe Dispenza.

Y es verdad que no nos damos cuenta que desde nuestra forma de vestir a nuestra manera de hablar transmitimos cómo nos encontramos. Por ejemplo: dos personas que acuden a entrevistarse por el mismo puesto a una empresa. Supongamos que salen con sensaciones positivas. Pero a las semanas reciben emails agradeciéndoles su interés y ensalzando sus cualidades pero desechando sus candidaturas. Uno se expresa ante dicha situación con la expresión «cómo puede ser» y otro con «es lo que hay». Las diferencias son palpables. Mientras que la segunda expresa aceptación, la primera muestra lo contrario. ¿De qué depende una reacción de otra? Del estado de ánimo. La tranquilidad y la seguridad se transmiten del mismo modo que el nerviosismo y la tristeza por haber recibido muchas negativas. Ejemplo: Una persona que no se ha limpiado de sus frustraciones y un día decide divorciarse. A los 6 meses se casa de nuevo, sin haberse cuestionado su comportamiento. ¿Ha cambiado su forma de ver la realidad? Es el mismo. Seguramente, la pareja se vaya a parecer a la anterior. «Para lo malo, hay dos remedios: el tiempo y el silencio». Eso decía Alejandro Dumas. ¿El tiempo lo cura todo? De no repetir, una y otra vez, el mismo esquema.