¿Es Más allá del invierno ese clavo ardiendo al que agarrarnos cuando nos invade la desesperanza?

En esta novela, como en todos mis libros, no trato de dar un mensaje ni proponer soluciones, sino sólo contar una historia. Cada libro corresponde a alguna experiencia personal, algún tema que me obsesiona o que está flotando en el aire y yo lo capto inconscientemente. Escribí este libro después de separarme de mi marido, Willie, con quien estuve casada 28 años. A mi edad, era lógico esperar que pasara el resto de mi vida sin compañero. Estuve triste, pero no deprimida, porque tengo una vida muy interesante y estoy rodeada de gente a quien quiero mucho. Sin embargo, me costó un poco adaptarme a vivir sola. Se podría decir que estuve en un invierno emocional, que pude explorar a gusto en la escritura. En Más allá del invierno hay tres personajes que también viven en un invierno similar. Al correr una aventura, juntos, los tres descubren -sobre todo el personaje masculino, Richard Bowmaster- que tienen dentro un verano invencible. El tono de la novela es optimista, porque de verdad creo que todos tenemos la capacidad de renacer, de reinventarnos, de cultivar el verano que tenemos.

Como en todas sus novelas, en Más allá del invierno también aparecen mujeres fuertes. ¿Cree que vivimos en una sociedad matriarcal o patriarcal?

¡Qué pregunta! Claro que vivimos en un patriarcado. Eso no quita que las mujeres seamos muy fuertes y resilentes. No necesito inventar los personajes femeninos de mis novelas, están inspirados en mujeres que conozco.

En su obra habla sobre la actual situación de los refugiados. ¿Cómo podemos mantenernos fuertes, tener fe en un «verano invencible» cuando nos estamos matando entre nosotros?

El tema de los refugiados me toca muy de cerca, porque he sido exiliada política e inmigrante y porque en mi Fundación trabajamos para ayudar a los refugiados que llegan a los Estados Unidos escapando de la guerra, la violencia de las pandillas, los narcotraficantes, los gobiernos corruptos, la brutalidad de los militares y policías, la extrema pobreza, etc. En mi experiencia, los refugiados son fundamentalmente fuertes, porque sobreviven precariamente y deben soportar muchas penurias y humillaciones. Escapan de sus lugares de origen impulsados por la desesperación, pero sobre todo por la esperanza de que en otra parte les irá mejor. Están viviendo un invierno terrible, pero mantienen en el corazón la esperanza de un verano posible.

En alguna ocasión ha expresado que sabe escuchar y observar muy bien, ¿son esos los ingredientes secretos para la literatura?

Aprender a escuchar y observar fue la primera lección que recibí en el periodismo y que después me ha servido muy bien en la literatura.