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Lo que ocurrió mientras dormíamos

La concejala de sus animalitos, Marisol Moreno, ha afirmado que las actividades propuestas «deben ir dirigidas hacia una utilidad pública de interés social para toda la comunidad vecinal»

Aunque sin levantar la polvareda de años anteriores, los animalistas de mesa y ordenador del Ayuntamiento de Alicante han vuelto a dejar sin la actividad lúdica de la suelta de vaquillas a los vecinos de la partida de El Moralet. A los argumentos oficiales (la parcela no cumple todos los requisitos al ocupar una rambla inundable) se le han añadido en esta ocasión el de la falta de interés social y el de su cuestionamiento público. La concejala de sus animalitos, Marisol Moreno, ha afirmado que las actividades propuestas «deben ir dirigidas hacia una utilidad pública de interés social para toda la comunidad vecinal»; o sea, que todo lo que no interese a «toda la comunidad vecinal» no tiene cabida. Bonita defensa de las minorías la que vuelve a realizar La Roja. Y el señor BellidoBellido, de Compromís, reiterando los mismos argumentos. «Si no me interesa a mí, no es de interés general». Interesante democracia... En el escrito de respuesta a la Asociación Taurina Moralet también se indica que «el uso de animales para actos festivos está cuestionado socialmente». Ergo... ¿van a prohibir todo aquello que esté cuestionado socialmente? No sé, pongamos por ejemplo, por su actualidad, el tema del Teatro Principal. ¿De verdad, señores de Guanyar y Compromís, hay que condenar la gestión de su programación porque se haya cuestionado ampliamente y porque no interese a toda la comunidad vecinal de la ciudad? Que el teatro es cultura no lo deciden quienes no van y reniegan de él, al igual que la pintura o la literatura en general. Al igual, incluso, que la tauromaquia, claro que sí. Y ustedes, que debieran representar a todos los alicantinos, pretenden decidir qué debe ser y qué no debe ser cultura y de interés general e incuestionable socialmente. ¿Les suena a algo? El dislate del argumentario fascistoide de los socios del PSOE en el tripartito es inversamente proporcional a sus logros en estos temas. Después de la polvareda levantada por la tempestad llega la calma, y ellos lo saben. Entra dentro de los cálculos de daños colaterales, y conocen a la perfección que, minando poco a poco a la ciudadanía, se acaba por conseguir resultados. Es la teoría coloquialmente conocida como «pico, pala, pico, pala», que consiste en insistir cansinamente mientras que el resto se echa una siesta. ¿Y qué nos habrán robado mientras dormíamos? Siguen en silencio con la revisión de la ordenanza de Protección Animal, y a finales de este año el consistorio también deberá decidir en su Junta de Gobierno sobre el arrendamiento de la plaza de toros. Si se prorroga el concurso, la siguiente licitación dependerá del gobierno local salido de las próximas elecciones. De no ampliarse el contrato (como legalmente debería suceder), Guanyar tendría el terreno franco para iniciar ese ardid manipulable de la consulta popular sobre el uso del coso taurino, que sería algo así como un referéndum viciado sobre la fiesta en la ciudad. La decisión volverá a estar en manos del grupo de Compromís. De responder a las presiones que a buen seguro recibirán por parte de los animalistas progres, los de Bellido se meterían quizá en un lodazal que muy poco rédito electoral les puede aportar. Su formación se alimenta del voto de muchos valencianos que viven la tauromaquia en la calle y en la plaza de manera intensa. Por otro lado, su posición al respecto siempre ha resultado ambigua. Sin esperar una postura a favor de la tauromaquia, quizá su abstención en el asunto volvería a ser la fórmula para nadar y guardar la ropa llegado el momento de mojarse. Bellido ya hizo el mayor de los ridículos cuando la aprobación fallida de los carteles de Hogueras, y no parecería sensato que se volviera a arriesgar al escándalo con asunto parecido.

Y que no se duerman otros, porque este animalismo de redes sociales y sofá, de mascota con disfraz en Instagram y veganismo de galería, ya ataca otros frentes. Pronto estarán mal vistos el cochinillo asado, el arroz con bogavante, el de conejo y caracoles, y quién sabe si hasta el jamón serrano. «Gastronomía caníbal» la llamarán. Porque pudiendo alimentarse solo de vegetales... Ya se pueden ver propagandas donde se vende aquello de «si no te comes a tu perro, ¿por qué te comes al cerdo?», en una humanización desanimalizadora casi (¿casi?) enfermiza. Con el pollo no hay problema porque, como me dijo una vez una amiga que se definía como vegetariana pero sí se permitía su pechuguita a la plancha, «el pollo es muy feo». Y es que hay argumentos que le dejan a uno sin réplica posible.su ejército de obtusos animalistas abolicionistas. «El odio se amortigua / detrás de la ventana. / Será la garra suave. / Dejadme la esperanza».

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