Fue sonar Where is my mind?, una de las más emblemáticas canciones de los Pixies, y consumarse esta madrugada el idilio entre la banda de Boston y el Low Festival, edición la de 2017 bautizada «Gigante» en honor a un tema que Black Francis y Kim Deal compusieran hace ya treinta años y que el cuarteto de Boston, que fue improvisando un tema tras otro sin set list que valga la pena, optó por no tocar. Y también gigante por un cartel de lujo en el que se ha obviado a algunos de esos grupos indies españoles que convertían en clones a la mayoría de los festivales españoles. El Low de este año saca pecho porque tiene personalidad propia: no se ha conformado con las apuestas seguras pero reiterativas de los rivales con los que se mide, ha plantado un cartel redondo y el público se lo ha agradecido respondiendo en masa y pulverizando los récords de asistencia de otros años. No había más que contemplar anoche el campo de fútbol de la Ciudad Depotiva Guillermo Amor de Benidorm, rebautizado como Escenario Estrella Damm, repleto, hasta la última grada, para escuchar algunas de esas joyas pop que compusieron los Pixies en su corta exitencia entre 1986 y 1993. Ya no está la chica, Kim Deal. Su lugar lo ocupa la argentina Paz Lenchantin desde la segunda vida de los Pixies, que aunque arrancó titubante en 2003, no dio sus frutos hasta Indie Cindy (2014) -Kim ya se había ido- y se asentó con Head Carrier (2016), primer disco de la nueva era con plena participación de Lenchantin. Deal era un pilar del grupo pero la voz de la argentina posee el mismo timbre infantil de la bajista de Massachusetts, su manejo del bajo y su presencia la sitúan como una pixie de pleno derecho, no una mera suplente. Black Francis sigue siendo ese señor de sempiterno traje negro, algo severo, padrino del rock alternativo, que igual canta, aúlla, grita o se pone en plan melódico y tierno, que viaja en una montaña rusa de guitarras tormentosas o susurros de canción de cuna. Con Francis y Lenchestein compartiendo cánticos y los siempre fieles Joey Santiago y David Lovering a la guitarra y la batería, el cuarteto arrancó con Gouge Away y a partir de ahí descerrajó un hit tras otro, todos esos clásicos que han marcado a varias generaciones de fans, los que cumplen años al son de Francis (1965) y los veinteañeros o treintañeros que saben que fueron una de las bandas más grandes y refrescantes de los 80 y 90 y que hoy mantienen el tipo y el respeto del público. Cayeron Here comes your man, Caribou, Velouria, Havalinna, Monkey goes to heven, Planet of sound, Vamos o Where is my mind y aquí ya el público enloqueció cantando el estribillo mientras Francis callaba. Cerraron tras hora y media con Into the white. Un concerto redondo. Lo esperado.

Pero no solo de Pixies vive este Low. Al poco de abrise las puertas del recinto, salía a escena el potente rock de Shinova, encargado de inaugurar el Escenario Matusalem, por el pasaron también Corizonas, L.A., Roosevelt, Varry Brava y Elyella. Corizonas, ya veteranos del Low, registraron el cuasi primer lleno. Una 10.000 personas les escucharon desgranar casi íntegro su último disco Nueva dimensión vital en un set list que no se olvidó de Lluvia de abril, La cuerda que nos dan o la pegadiza Trabalenguas, además del Piangi con me. Menos suerte tuvieron los fans de los sevillanos Full que esucharon la primera canción cuando aún no se habían abierto las puertas del escenario Estrella Damn. Y es que la organización cumple a rajatabla los horarios establecidos, y a quien no se ajusta a su tiempo se le corta el sonido, como experimentaron los propios Corizonas hace dos años, así que este viernes se ajustaron a las normas.

A los Full les tomaron el relevo los himnos de los barceloneses Dorian que celebraron los temas de Diez años y un día ante miles de entregados lowers en uno de los platos fuertes de la jornada.

Con el folk sixties de los alicantinos Monserrat se estrenó el escenario Wiko, para luego dejar paso a Naranja -que levantaron al personal con una tremenda versión de Mi gran noche de Raphael-, Kokoshca, Golden Dawn Arkestra y Biznaga. Los alicantinos presentaron los temas de su segundo disco Navega repleto de sensibilidad y elegancia entre los atronadores decibelios de los escenarios contiguos. Y, mientras tanto, las sesiones de DJs acapararon el escenario Jägermusic desde las 19 h., con Jotapop, Vulk, DJ Fönk, Kaixo, Favx, Balearic Voodoo y Gilmer Galibard.

La programación de las zonas VIP se inauguró en el Gibson Lounge (un lujo su vuelta) con los acústicos de Naranja y L.A, que así hicieron doblete, mientras en la VIP Pool estaba previsto que pincharan hasta 8 DJs de la mano de Flash Show.

Lo de la banda tejana Golden Dawn Arkestra ya es otro cantar: más de una docena de miembros sobre el escenario, de estética tan inclasificable como su música, una fusión refrescante de géneros experimentales escenificada por un combo asombroso, procedente de otro planeta. Pero se subieron al escenario sobre la 01.30 horas de esta madrugada, cuando se cierra esta crónica. Y había más; Varry Brava, Biznaga, La Casa Azul...