1980 fue un año importante en su vida y su trayectoria. La Dirección General de Bellas Artes y Museos de Madrid organizó una exposición antológica de sus obras y el Rey Juan Carlos le impuso la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. De eso han pasado ya 37 años y la figura de Eusebio Sempere (1923-1985) exigía una nueva mirada, una llamada de atención que coloque a este creador en su justo lugar. Ahora, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía toma el testigo y prepara una retrospectiva del artista alicantino que se inaugurará el 8 de mayo y se podrá ver hasta el 17 de septiembre.

Con esta muestra, el museo pretende reivindicar la figura de «este artista destacado en el periodo comprendido entre 1950 y 1985, cuyo trabajo más personal se inicia con una larga estancia en París», dentro de su programa de revisión de las figuras más significativas del arte español del siglo XX.

Valorar la importancia que el Reina Sofía concede a Sempere es fácil si el propio director del museo madrileño, Manuel Borja-Villel, se ha puesto al frente del comisariado de la exposición, junto a su jefa de Escultura, Carmen Fernández Aparicio, y a la coordinadora de exposiciones también del centro de arte, Belén Díaz de Rábago.

La exposición espera reunir en torno a 145 obras. A las que posee el Reina Sofía (12 gouaches, 8 pinturas, 2 esculturas luminosas y 45 serigrafías), se unen otras procedentes de numerosas colecciones privadas y de algunos fondos públicos y centros de arte como el IVAM, la Fundación Juan March y, como no, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante. Y es que la conexión de esta exposición con Alicante es evidente. Desde hace más de un año trabaja el Reina Sofía en la organización de este proyecto, para el que contactó con el MACA que atesora una de las mejores y más numerosas colecciones que existen en el mundo sobre el artista y centro en el que se encuentra el fondo privado que el artista de Onil donó a la ciudad y que dio origen al Museo de la Asegurada en 1977.

La muestra que plantea el Museo Reina Sofía realizará un recorrido por toda la trayectoria de este creador, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1983, «con una selección de gouaches, esculturas y proyectos interdisciplinares, además de un apartado documental», aseguran desde el centro madrileño.

Un conjunto de acuarelas abstractas relacionadas con la obra de Kandinsky y Klee abrirán la exposición. Continuará con una selección de su producción más personal, que se inicia en torno a 1953 en París, con una amplia representación de gouaches que realizó en la capital francesa, obras geométricas de gran expresividad contenida en el trazo y por el especial tratamiento de la luz y el espacio. Junto a ellos está previsto que se exhiba una selección de los relieves luminosos en los que empezó a trabajar en París en 1955.

De la época de su regreso a España, se han elegido una serie de gouaches sobre tabla y papel, de collages realizados con cartulina y de su escultura en metal, en la que trabajó desde mediados de los años 70.

La muestra se completará con la documentación de interesantes proyectos interdisciplinares en los que trabajó y que resultan muy curiosos, además de bastante desconocidos, como la maqueta para el altar mayor de la Basílica de Aránzazu (1962), su móvil para la primera edición del programa de intervenciones contemporáneas en los escaparates de El Corte Inglés (1963), el escenario para el Festival de la OTI de 1972 (unas rejas movibles que se pueden ver en una de las entregas del NODO de ese año) y hasta el decorado que realizó para el programa de televisión Trazos, dirigido por Paloma Chamorro, que se encuentra en el MACA.

Entre las piezas de este museo que se podrán ver en la exposición de Madrid está también la maqueta del Proyecto IBM, realizado en 1966 en colaboración con el compositor Cristobal Halffter y Julio Campal. Se exhibirán asimismo el Proyecto de música electrónica, realizado con el grupo ALEA de Luis de Pablo en 1967; las Experiencias ópticas perceptivas estructurales, que organizó Aguilera Cerni en València y Madrid en 1968; la documentación de su participación, a partir de ese mismo año, en el proyecto de construcción del puente de unión de las calles de Eduardo Dato y Juan Bravo sobre el Paseo de la Castellana, para el que Sempere diseñó una original barandilla en módulos de dos planos e intervino de forma decisiva en el Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana que abrió al público en 1972.

«Se puede decir que la obra de Eusebio Sempere, que compartió escenarios e ideas del arte