Los astados de Adolfo Martín se han convertido en uno de los grandes reclamos estos días desde que llegaron a los corrales de la plaza de toros. Un lote de cárdenos muy en el tipo de «albaserrada», los famosos «grises» que tantas tardes importantes están ofreciendo en los últimos años. La de hoy centra el interés emotivo, además, en la vuelta de Manuel Escribano al mismo escenario y con protagonistas hermanos de aquel «Madroño» que le cortó la temporada en seco hace ahora casi un año. Junto a él, abrirá terna Rafael Rubio «Rafaelillo», el bravo torero murciano clásico ya en tardes con toros de dura fama, y la completa el francés Juan Bautista, uno de los diestros más importantes que ha dado al toreo el país galo.

En la tarde de ayer, como final de aperitivo ante el atracón de la feria, otra vez casi medio aforo cubierto para ver a los chavales de diferentes escuelas taurinas. Esta vez ante erales (ayer eran añojos) de buena presentación y con un juego excelente. Destacó el encastado cuarto, aunque se le dio la vuelta al ruedo al tercero, y fueron excelentes quinto y sexto. Buen detalle de la empresa traer ganado de tanta calidad para estos dos festejos de promoción, sí señor.

Una oreja se llevó Borja David Ximelis por su voluntad ante el exigente primer eral, idéntico premio que el murciano Ramón Serrano por un trastero irregular. El alicantino Gonzalo Herranz se llevó doble trofeo tras alcanzar momentos estimables y sufrir alguna voltereta. El madrileño Juan José «Villita» alargó demasiado un notable trasteo premiado con una oreja. Otra fue para el valenciano Miguel Polope, sobrado de técnica aunque algo frío. Y dos orejas paseó Víctor Hernández, de Guadalajara, que mostró buenas maneras.