Ha tenido que escuchar muchas críticas desde que encauzó su trabajo en los años 70 por el camino del textil. Fue considerada artesana en vez de artista y sus piezas, tapices en vez de obras de arte. Y es cierto que Teresa Lanceta, nacida en Barcelona pero afincada en Alicante, trabaja con telas y también es cierto que teje y que cose, a veces hasta zurce. Pero sus trabajos son algo más. Cuentan historias, hablan de las inquietudes de su creadora, y traspasan el límite de la tradición. No debe estar muy equivocada, cuando el Museo Reina Sofía le dedicó una individual en el año 2000 -convirtiéndose en una de las más visitadas-, cuando ha mostrado su obra en las bienales de El Cairo y de Sao Paolo, en 2009 y 2014 respectivamente, y cuando la Bienal de Venecia la ha elegido como la única representante española que participa a nivel individual en su pabellón internacional.

Fue la comisaria de esta edición, Christine Macel, conservadora jefe del Centro Pompidou, la que se interesó por su obra en la Bienal de Sao Paolo. Contactó con Lanceta desde París, vino a conocer sus trabajos y las seis piezas que tenía preparadas para exponer en la Casa Encendida de Madrid fueron las elegidas. La Bienal de Venecia abrió sus puertas el pasado 13 de mayo y allí permanecerán hasta el 26 de noviembre.

«Me pidieron información desde París y cuando pasó un tiempo vino a verme la comisaria y me invitó a la Bienal de Venecia», asegura la artista que estudió el Bachiller en Alicante y aquí volvió hace diez años. «Estar en Venecia me parece que tiene un gran valor y si de ahí salen cosas pues mejor, pero no quiero pensar en eso, estar ahí es maravilloso; cunado me vi rodeada de artistas que me gustaban tanto me pareció algo increíble compartir espacio con algunos artistas a los que admiro y con piezas muy buenas». Eso, asegura, «te hace crecer y profundizar en tu trabajo».

De las seis obras que presenta en la Bienal, todas ellas de 2,5 por 1,5 metros, «hay dos tejidos, pero los demás son el encuentro entre la pintura y lo textil porque es bordado sobre pintado; me gustan mucho los zurcidos, que han desaparecido de nuestra ropa, pero son maravillosos, es como darle más valor a la prenda».

No se trata solo de crear, «es una reivindicación de las horas que hemos pasado cosiendo y tejiendo, algo que es también un arte, y ahora he tendido una mano al arte universal, que ha sido la pintura por antonomasia». Mucho camino es el que ha recorrido esta artista, profesora en la Escola Massana de Barcelona que ahora participa en una colectiva en el Centre del Carme de València. «Cuando empecé a la gente le gustaba mucho lo que hacía, pero no lo consideraba arte; una crítica se peguntaba cómo en un momento en el que todos hacían arte conceptual, yo hacía algo tan clásico, y que era artesanía, que el arte era otra cosa. Pero en la última frase escribía: 'aunque hay que reconocer que son bellísimos'; yo pienso que la belleza es algo excepcional así que si consigues belleza eso es muchísimo». Para Lanceta, «el arte conceptual que se hacía era muy bueno, pero dejaba fuera del mundo a millones de personas, y yo quería ir más allá, yo quería otear el horizonte».

En Alicante hace años que no expone, aunque en 2014 comisarió una muestra de Olga Diego «que para mí es la gran artista de Alicante». Si pudiera hacer una individual «estaría encantada», pero no le preocupa. «Veo muy bien lo que se está haciendo en Las Cigarreras, que es algo muy colectivo, para mucha gente, y han dejado entrar a las nuevas tecnologías». En su opinión, «es importante que se dedique el presupuesto a gente emergente porque en Alicante hay una desatención brutal a la gente creativa». De hecho, esta artista comparte siempre su espacio con alumnos o colectivos. «Yo tengo cosas para enseñar y ellos me aportan otras muchas».

Ahora el proyecto que lleva entre manos viaja en tren. El recorrido que realiza semanalmente entre Alicante y Barcelona le llevó a comenzar Paso del Ebro. Telas inspiradas en la historia y textos escritos a través del paisaje. «Creo que a nivel artístico es el momento de hacer cosas diferentes, el momento de que todos perdamos el yo, la singularidad, y para mí este es mi momento absolutamente».