Puede que Javier Bardem sea único encarnando a villanos tan aterradores como el Salazar de La venganza de Salazar, la nueva película de Piratas del Caribe, pero su gesto se vuelve cálido al hablar sobre sus hijos: «Como padre, hay que deshacer lo aprendido y reeducarse para poder educar». «Es uno de los grandes retos como padre», dice el actor en una entrevista durante la promoción de la cinta, su primera incursión en una producción destinada al público familiar.

«Venimos con lo nuestro, con todo lo que fue importante para nosotros, para bien y para mal, y eso hay que desaprenderlo para ayudar a alguien virgen, desde que nace, a que aprenda lo que él quiera», añade el ganador del Óscar por No es para país para viejos (2007). «Y eso», continúa, «empieza por el tema de la posesión: no poseemos a nuestros hijos. No son nuestros, sino que estamos a su servicio. Les hemos traído y ellos han de decidir», indicó Bardem que tiene dos hijos, Leo y Luna, de seis y tres años respectivamente, con Penélope Cruz.

El intérprete, preguntado si impediría a sus hijos seguir el mismo camino artístico que sus padres, contestó: «No lo sé. ¿Qué derecho tenemos? Esta profesión no es fácil. Soy un afortunado y mi mujer, otra. Pertenecemos a ese pequeño porcentaje de los que pueden vivir bien de su trabajo. El resto es muy jodido».

Bardem califica como «milagro» o «accidente fortuito» el haber hecho carrera en Hollywood, gracias a gente «buena, talentosa y cariñosa» que confió en él para trabajos como Antes que anochezca (2000) -su primera nominación al Óscar- o Colateral (2004), su primera gran producción en EE UU. «No sé la profesión que elegirán mis hijos y, si es esta, no sé como les tratará la profesión. No la gente, sino la profesión en sí, porque estudio y trabajo con actores de talento extraordinario que no tienen oportunidades», manifestó.

En Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, de estreno mañana, Bardem interpreta al fantasmagórico y aterrador Salazar, un capitán de la Corona española con el rostro medio desfigurado, la boca cubierta de sangre y el pelo flotante, que busca vengarse de Jack Sparrow ( Johnny Depp) por haber destrozado su vida años atrás. Y todo ello con «sabor andaluz», como apreciarán quienes vean el filme en versión original. «Hay un eco, un pequeño homenaje íntimo al Paco Rabal de Truhanes y Juncal, por ese punto de humor e ironía», explicó Bardem, quien propuso que su personaje intercalara algunas frases en español dentro de la historia.

Además, está satisfecho de que su actuación haya sobrevivido al maremágnum de maquillaje y efectos visuales. «Mi actuación está ahí, no ha sido sepultada. Era uno de mis miedos», confesó. «Vi que la máscara no mataba la expresividad. Está ahí, pero el gesto y la cara existían también. Eso me tranquilizó. Cuando lo vi todo junto en la pantalla me quedé muy impresionado porque creo que lo han hecho en su justa medida», agregó.