Una jornada muy ajeteadra tuvo también ayer el escritor Eduardo Mendoza, que tras recibirl el jueves el Premio Cervantes, depositó un legado personal en la Caja de las Letras del Insituto Cervantes, tuvo una reunión con la prensa en la Biblioteca Nacional y después inició la lectura de El Quijote por el Día del Libro.

La entrega de algo personal en la Caja de las Letras lo ve el autor como «un entierro parcial anticipado», aseguró. A diferencia de otros predecesores, en esta ocasión Mendoza no quiso desvelar su depósito «a modo de venganza» por ese entierro. «No lo voy a revelar, este acto de poner una parte de uno mismo en esta caja es inquietante y mi venganza es que nadie sabrá que he puesto aquí dentro», bromeó.

El autor catalán dejó su legado -un único objeto, tal y como reveló- y la fecha elegida para la apertura de dicha caja es el 21 de abril del año 2037, veinte años después. «Espero que no esté dentro de viente años, hay que saber retirarse a tiempo y prefiero no estar: bastante pesado soy ahora, imagínate a los 94 años», ironizó.

En su posterior reunión con la prensa, el Premio Cervantes 2016, consideró que se está perdiendo literatura en beneficio de la lectura y por eso cree que «no es muy importante que la gente lea. Lo que es importante es que algunos lean y lo hagan bien. Los demás, que hagan lo que les de la gana».

Al igual que cree que no es decisivo que todo el mundo haga recetas de cocina complicadas sino que haya algunos buenos cocineros, Mendoza insistió en defender la enseñanza de la literatura de los clásicos, esos libros ·difíciles pero enriquecedores».

Para Mendoza, la enseñanza de la literatura no debe justificarse ni tiene por qué ser divertida ni «enrrollada», sino «como era antes»: una asignatura en la que te digan «que te tienes que aprender un soneto de memoria y si no, te quedas sin recreo».

Su formación en el humor como escritor, reconocio, fue la del tebeo, con personajes como la familia Cebolleta, Tribulete y, especialmente, Cucufato Pi. También se formó como escritor del género humorístico en el cine, con los hermanos Marx que, dijo, eran más graciosos en la versión doblada en castellano de Miguel Mihura, que en versión original.

Sobre su posible candidatura a formar parte de la Real Academia, aseguró que nunca ha tenido ganas de proponerse: «No sé que haría en la RAE, no tengo nada que aportar», ni palabras ni definiciones al diccionario.

Ya por la tarde, inició la tradicional lectura del Quijote en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.