Ángel Establier nació el 31 de octubre de 1904 en la casa número 13 de la calle Pérez Medina, en el alicantino barrio de Benalúa. Cursó la enseñanza media en el Instituto de Alicante. Ingresó como alumno de la Institución Libre de Enseñanza alojándose en su Residencia de Estudiantes. Se especializó en Bioquímica e hizo el doctorado logrando una beca de la Universidad de Estrasburgo donde prosiguió sus estudios y se casó con Margarita Wendling. Su única hija, María del Carmen, nacida en 1934 fue esposa del también alicantino Germán Bernácer Guardiola, que fue quien despertó en mi el interés por el personaje que me ocupa, tan relevante como desconocido por los alicantinos.

Hubo siempre en Establier una gran inquietud por elevar el nivel científico de la universidad española. Tanto en la Institución Libre de Enseñanza como en la universidad estableció fuertes vínculos con los especialistas más conocidos de la época, entre ellos el biólogo Santiago Ramón y Cajal, el matemático Julio Rey Pastor, el físico Blas Cabrera, el químico Enrique Moles Ormella y el ingeniero Esteban Terradas. En la Residencia mantuvo estrecha amistad con su director, Alberto Jiménez Fraud, con Francisco Giner de los Rios y con Ortega y Gasset.

Establier logró un gran prestigio y fue nombrado secretario de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas que desde principios del siglo XX venía aportando a la cultura española un espléndido resurgimiento. La Junta fue un proyecto modernizador, diseñado por Francisco Giner de los Ríos y sus colaboradores en la Institución Libre de Enseñanza, una aventura internacional de felices aportaciones e integración científica, educativa y artística con los centros de investigación de países más avanzados, europeos y americanos, de los que España permanecía apartada. Presidida por Santiago Ramón y Cajal, en la Junta participaron hombres ilustres como Ramón Menéndez Pidal, Blas Cabrera o Severo Ochoa, surgiendo de aquel impulso innovador una nueva sociedad que se transformaba vertiginosamente y de la que fueron protagonistas una pléyade de intelectuales y creadores que alumbraron numerosos descubrimientos e ideas nuevas decisivas para las generaciones posteriores.

En la modernización de España a través de la educación, la cultura y la ciencia se integró José Ortega y Gasset, junto a pedagogos, historiadores, artistas, científicos, cineastas y otros intelectuales españoles que protagonizaron cambios construyendo cimientos para una nueva España, para la modernidad de una nación que igualara al resto de Europa, proceso que se truncó en 1936. El alicantino favoreció ese proceso con iniciativas, estableciendo relaciones entre los intelectuales, impulsando el desarrollo de proyectos e incremento de la investigación y acogiéndoles sin reservas en momentos trágicos. En un manuscrito de Establier que conservo en mi archivo dice en relación con la labor desarrollada por la Residencia de Estudiantes: «En 1936 se paralizó toda la labor residencial. Sólo quedó en pie lo más esencial, lo único importante: el espíritu de colaboración, tolerancia e inteligente discernimiento y culta información sembrado por varias generaciones residenciales».

Ángel Establier desarrolló un importante papel en aquel proyecto modernizador simultaneándolo como bioquímico en la Compañía General Azucarera. Desempeñó asimismo el cargo de Secretario del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual. El Comité de Cooperación Intelectual reunió personalidades como Albert Einstein, Hendrik Antoon Lorentz, Marie Sklodowska-Curie y Gilbert Murray. Este comité debía cumplir con tres propósitos: mejorar las condiciones materiales de los trabajadores intelectuales; fomentar las relaciones internacionales y los contactos entre profesores, artistas, científicos, autores y miembros de otras profesiones intelectuales; reforzar la influencia de la Sociedad para la Paz, en la inteligencia de que ·los trabajadores intelectuales, y muy especialmente los profesores en las escuelas y universidades, constituían, desde el punto de vista de la política internacional, una extensa reserva casi sin explorar». Esta organización fue en cierto modo precursora de la UNESCO.

Colegio de España en París

Fruto de la tendencia proeuropea y antibelicista existente tras la Gran Guerra y en iniciativa encabezada por la Institución Libre de Enseñanza, siendo Director Alberto Jiménez Fraud, surgió el proyecto del Colegio de España en París, impulsado por Alfonso XIII, que abrió sus puertas en abril de 1935, escogiendo como primer director a Ángel Establier Costa, jefe entonces de Relaciones Científicas de la Sociedad de las Naciones y con amplia experiencia internacional. Miguel de Unamuno, candidato entonces a Premio Nobel, pronunció la conferencia inaugural a la que asistieron el presidente de la República Francesa Albert Lebrun, Blas Cabrera, Juan de la Cierva y Ortega y Gasset. En su intervención Unamuno dirigió sus diatribas contra los totalitarismos nacionalistas de la época. El alicantino dcesarrolló una fecunda labor en la organización y dirección de la nueva institución.

El Colegio se encuentra en la Ciudad Internacional Universitaria, al sur de París, siendo uno de los cuarenta edificios construidos por diferentes países. En él se alojaron muchos de los intelectuales y artistas más relevantes de la época que se hallaban en Francia, y poco después, durante la guerra civil española, exiliados pertenecientes a ambos bandos. Entre otros estuvieron allí Severo Ochoa, Américo Castro, Azorín, Xavier Zubiri, Narciso Yepes y Pío Baroja quien fue asiduo al Colegio de España al que cita en algunas de sus obras mencionando a su director. También residieron en él muchos intelectuales latinoamericanos.

El alicantino, en momentos trágicos, logró que el sectarismo y la violencia no traspasaran las puertas del centro que dirigía. El Colegio de España hizo honor a su nombre integrador refugiando a españoles llegados de la España dividida. Todos los testimonios coinciden en que Establier logró mantener en el Colegio una isla de libertad, armonía, respeto y tolerancia fuera de una España que se desgarraba. Establier prohibió las discusiones políticas en un tono que no fuese absolutamente respetuoso. A la par, para facilitar la subsistencia, gestionó para ellos en Francia, Reino Unido y América conferencias, traducciones, becas? Cabe recordar aquí que la Institución Libre de Enseñanza buscó siempre inculcar ideas de neutralidad y de transigencia en aquellos puntos en que los españoles se mostraban irreconciliablemente divididos retornando a la tradición crítica y razonable, moderada y tolerante, favorecedora de la formación y dignidad humana.

La generosa y arriesgada tarea del alicantino acogiendo a los refugiados de las dos Españas no fue fácil. Su política de libertad y tolerancia no gustó a la Embajada Española de la República en guerra. El embajador, Araquistaín, quiso destituirle pero las autoridades francesas impusieron el principio de libertad académica negándose a que criterios políticos sectarios entraran en la Cité. La imparcialidad de Establier durante la guerra acogiendo a españoles que sufrían desarraigo y en muchos casos desesperanza, sin distinguir ideologías o bandos, tampoco había gustado a los que resultaron vencedores, por lo que cuando en abril de 1939 terminó la guerra, el embajador Lequerica intentó destituir a Ángel Establier, pero de nuevo las autoridades de la III República francesa lo impidieron. El liberal alicantino que en tiempos convulsos había preservado la libertad y la tolerancia en el marco de su institución académica, merecía tanto el reconocimiento de los españoles acogidos en el Colegio de España como del gobierno francés.

Desempeñando Establier este cargo le sorprendió la invasión alemana de Francia y las dificultades de la guerra mundial. En una situación difícil por las tensiones entre los gobiernos de Francia y España, Ángel Establier mantuvo durante algún tiempo la dirección del Colegio hasta que hubo un candidato presentado por el gobierno español aceptable para la IV República Francesa, enfrentada al régimen de Franco.

Establier regresó a España donde halló hostilidad oficial siendo detenido varias veces. Su casa había sido requisada y ocupada al igual que ocurrió con la vivienda que Oscar Esplá poseía en El Viso de Madrid. Retorno al trabajó en la Sociedad Azucarera y fue asesor técnico de la incipiente industria de antibióticos. Ante la escasez de medicamentos en la postguerra trabajó en el desarrollo de la retarcilina, complemento indispensable de la penicilina en su etapa inicial.

Finalizada la guerra mundial, el gobierno de Francia propició la reapertura del Colegio de España y Ángel Establier, a petición de la Ciudad Internacional Universitaria, regresó a Francia reasumiendo la dirección. En esa época en el seno de la ONU se creó la UNESCO, recibiendo Establier el encargo de organizar y dirigir el Centro de Cooperación Científica para América Latina de la UNESCO, con sede en Montevideo. En su organización tuvieron importancia esencial los fuertes vínculos que unían al alicantino con los científicos latinoamericanos, muchos de ellos exiliados españoles que trabajaban en Argentina, México y Venezuela.

El Centro de Cooperación Científica, además de estrechar relaciones entre científicos de la región, estableció importantes programas como la medicina de altitud, el de Tierras Áridas, precursor de los actuales programas de ciencia ambiental, la Red de Observatorios Sismológicos en América del Sur y el observatorio de Fisión Cósmica de Chacaltaya, Bolivia. Desde dicho puesto Establier apoyó con entusiasmo el ingreso de España en la UNESCO.

En 1955 regresó a París donde desempeñó el cargo de director de la División de Actividades Científicas del Departamento de Ciencias de la UNESCO, hasta que se le propuso retornar a la dirección de la Oficina de Montevideo donde trabajó hasta su jubilación en 1964. Regresó entonces a España y vivió en su casa de Benidorm hasta su muerte en 1976.

Ángel Establier, que había sido universitario en las aulas de Madrid, París, Strasbourg y Heidelberg, fue investido Doctor Honoris Causa por varias Universidades de América Latina como la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima y las de Santiago de Chile, Buenos Aires, México y Ecuador.

Amistad con personalidades

La dilatada y eficaz trayectoria de Establier en puestos preeminentes, y su carácter afable y conciliador, propició una fecunda relación de amistad y vínculos con numerosas personalidades. Además de los ya mencionados cabe citar a Juan Negrín, Benjamín Palencia, Juan Ramón Jiménez, , José Moreno Villa, Lorenzo Luzuriaga, Menéndez Pidal, Gregorio Marañón, Dámaso Alonso, Bernardo Hussey, Federico García Lorca, Aldous Huxley, Malcolm Davis, Luis Buñuel, Gustavo Durán, Pierre Auger, Francisco J. Sánchez Cantón y Pablo Picasso, quien en 1938 le regaló el dibujo aquí reproducido.

Conservo en mi archivo documentos, inéditos, que testimonian su relación con relevantes personalidades como Dámaso Alonso, Ortega y Gasset y Jiménez Fraud. En carta del 26 marzo 1936 de Ortega y Gasset a Establier se evidencia la cercanía entre ambos: «Querido amigo Establier: En la segunda quincena de abril he de dar unas conferencias en diversas universidades holandesas [..] antes he de estar de paso unos días en París para preparar la salida en francés de la Rebelión de las masas... En otra del 7 de enero 1938 trata de las estrategias para superar la situación entonces existente y las perspectivas de la cooperación internacional: «Querido Establier: Le agradeceré que siga pensando en los temas que ayer debatimos sobre derecho internacional y Sociedad de Naciones. Como usted ha vivido mucho todo eso me serían muy útiles las objeciones que puedan emerger de sus recuerdos?». En 1940, establecido entonces Ortega en Buenos Aires, mantuvo su relación epistolar con el alicantino que era enlace con otros intelectuales.

El 26 junio 1937 Jiménez Fraud, para quien Establier había logrado una beca de la Dotación Carnegie pour la Paix Internationale, escribe desde Cambrigde: «Dios le pague, mi querido Establier, su cariñosa carta. Nunca mejor que ahora nos vienen las palabras afectuosas, pues desgraciadamente nos encontramos en un gran decaimiento, físico y moral..[..] Sostiene la amistad y el saber a ustedes tres ahí: Don Blas (Cabrera), Don Paulino (Suarez) y usted, agrupados y cuidando amorosamente de la permanencia y prestigio de ese trozo de nuestra obra, salvado del naufragio a costa de talento, tacto y sacrificios, es para mí un inmenso consuelo, el único casi en estas horas de destrucción y aniquilamiento de ideas y de personas. No desfallezcan ustedes por Dios».

En el cincuentenario de la Residencia de Estudiantes 1910-1960, Alberto Jiménez-Fraud rememoró «el afán con que nos rodeábamos de valores ya reconocidos y respetados; en la gozosa esperanza con que asistíamos al reconocimiento de los talentos de nuestros Residentes (versos de García Lorca o de Prados; trabajos científicos de Guerra, Ochoa, Grande, Catalán, Pascua, Méndez; películas de Buñuel; pinturas de Dalí; composiciones de Bal [..] la estimación que nos inspiraba la extensión de la obra residencial en la Fundación Del Amo, de Madrid, y el Colegio de España, en París, bajo las magistrales direcciones de León y de Establier...)».