El alicantino Antonyo Marest finalizó hace unas semanas uno de sus mayores proyectos o, al menos, el de mayores dimensiones: transformar el patio de luces de un hotel en una obra de arte urbano. El artista de 30 años se ha pasado cinco días subido al andamio para decorar el espacio interior octogonal del hotel Me Madrid en la céntrica plaza de Santa Ana: en total, cuatro grandes murales verticales de 60 metros de altura que han transformado por completo un espacio anodino sin uso en un colorido mural que puede ser contemplado por los clientes del hotel desde sus habitaciones.

El proyecto, titulado #MeWallArt, ha sido comisariado por Óscar García y auspiciado por la Plataforma de Arte Contemporáneo para Me Madrid.

Antonyo Marest -cuya obra refleja las influencias del postgrafiti, la arquitectura y el diseño- ha dedicado estos murales al movimiento de arquitectura y diseño industrial de los años 80. Su obra está compuesta por una serie de combinaciones que mezclan estampados imposibles con colores exagerados y desparejados, que hacen referencia a la lucha y la comunión de estilos, movimientos y modas dentro del arte.

«Es el más grande que he hecho hasta la fecha y la verdad es que ha sido bastante fácil porque es un proyecto por el que llevo luchando casi un año para que se pudiera realizar», apunta el alicantino, que añade que a la hora de ejecutarlo «me lo sabía casi de memoria».

Para llevar a cabo el proyecto, Marest ha empleado cinco días y unos 360 aerosoles con 150 litros de pintura, con los que ha estampado sus piezas geométricas, estampados y colores en las paredes del patio interior. Un patio que ha podido ser visitado por el público durante algunos días coincidiendo con la semana del arte contemporáneo en Madrid a finales de febrero.

Marest llenó recientemente de arte urbano la Lonja en su primera exposición en Alicante, titulada Esencia del Mediterráneo, y continúa dejando su característica huella por rincones de todo el mundo. Su último proyecto era pintar un depósito de agua en un rascacielos de Nueva York, que hace unos días tuvo que suspender por la tormenta de nieve.