Tres años y nueve versiones, firmadas por Adolfo Fernández y Ángel Solo, han marcado el camino de la aventura teatral que ha recorrido En la orilla hasta llegar a su estreno, que será mañana en el Teatro Principal de Alicante (20.30 horas) por empeño propio, convertido desde el pasado lunes en cuartel general del equipo que integra el montaje. Un camino en el que la premiada obra de Rafael Chirbes retrata a unos personajes inmersos en la avaricia y a la vez en la miseria, como retrato de la sociedad actual.

De lo particular a lo general, de lo local a lo universal, el autor valenciano refleja los instintos más bajos del ser humano a través de unos personajes y unas actitudes que la actriz de Pinoso Sonia Almarcha, que ya participó en la serie Crematorio del mismo autor, reconoce. «Cuando conocí su literatura me enamoré de este hombre porque hay algo para mí reconocible; yo recuerdo estar en Pinoso con mi familia y tengo caras y nombres para cada uno de los personajes de los que habla Chirbes, algo que tiene que ver con la gente de aquí , de esta zona, y cómo se relaciona».

La actriz, que asegura que «soy de aquí y me huele a marjal», presentó ayer en el Principal este montaje junto al resto de protagonistas de esta historia: Marcial Álvarez, César Sarachu, Rafael Calatayud, Yoima Valdés, Ángel Solo y Adolfo Fernández, que asume tamién la dirección. «Cuando hicimos Crematorio se rodó como una película larga y es diferente al teatro, pero hay algo reconocible. Lo que cuenta Chirbes es universal por eso es el autor que es y para mí es injusto que no se reconozca la grandeza que tiene». En opinión de la actriz, «debería estar muchísimo más reconocido porque lo que hace con la pluma es increíble. Dota a los personajes de una franqueza cruda, pero no los juzga, ni salva ni condena, muestra lo que hay».

KProducciones, el Centro Dramático Nacional, la Diputación de Valencia, La Pavana y Emilia Yagüe Producciones han dado carrete a este trabajo, «un viaje maravilloso, una obra creada entre todos», afirma Adolfo Fernández. «Si alguien no cree en la democracia y en los regímenes asamblearios, nosotros sí».

La pobreza, la desconsideración con el ser humano, «como fenómeno horroroso de estos tiempos», es el tema que destaca por encima de todos el director y actor de este montaje para quien el espíritu de Chirbes sobrevuela toda la versión teatral. «Va a ser frustrante porque es una novela tan enorme y que recoge tantos elementos que en la obra de teatro hay que dejar cosas fueras». Por eso, afirma, «lo que más me dolería es que después de ver la obra alguien dijera que no hemos recogido el espíritu de Chirbes».

Marcial Álvarez interpreta a Justino en esta «maravilla literaria y que la hayan llevado a escena me parece increíble». Para el actor, «lo que hace Chirbes es mirar y plasmar para que sepamos qué le ha pasado al ser humano». Para César Sarachu, su papel de Esteban lo retrató el autor como un hombre que se quedó viviendo la vida al margen de todo. «La mayoría de los personajes buenos son como la mayoría de las personas, complejos».

El valenciano Rafael Calatayud cree que los personajes «son perdedores» y que lo fundamental «es el lenguaje poético para comunicar las más absolutas miserias». Yoima Valdés, cubana, ve un «código de comportamiento» que puede ser local, «pero es universal».

Por su parte, Ángel Solo, actor y corresponsable de la versión, considera que Chirbes «ha conseguido hacer un espejo para mostrarnos lo que somos y eso es lo que no hemos querido perder».

Mañana estreno en Alicante, una sola función pese a ser el lugar de estreno «porque no podemos asumir más con nuestro presupuesto», asegura Paco Sanguino, director del Principal. Después llegará a otras orillas. De momento, a Bilbao, Madrid, Valencia y rumbo a Avilés.