La francesa Dominique Creen fue proclamada mejor chef femenina del mundo en 2016 por la revista británica Restaurant y, aunque se siente agradecida por esta distinción, piensa que las listas pueden ser «peligrosas» porque «crean expectativas que no te permiten ser libre».

Además, opina que alimentan el ego en un mundo donde éste no escasea. «Te dan cierta exposición y hay gente que pierde la humildad. Eso no es bueno», aseguró esta chef, propietaria del Atelier Crenn de San Francisco, con dos estrellas Michelin, quien ayer participó en San Sebastián en la última sesión de las jornadas Diálogos de Cocina.

Su intervención ha sido posterior a la del escritor y periodista argentino Martín Caparrós, que ejerció de gourmet poco complaciente con el universo culinario y que también ha hablado sobre estas listas de los mejores cocineros. «Cuando no se quiere analizar algo, se califica y clasifica al mejor del mundo y ahí se acaba el debate, el pensamiento. Es información para bobos y nada más», destacó el autor de Comí, Entre dientes y El hambre.

Para Dominique Creen, pese a no verle «mucho sentido» a estas evaluaciones, su opción fue tomarse este encumbramiento como «una plataforma» para darse a conocer en una profesión donde las mujeres permanecen casi siempre en un segundo plano.

Esta cocinera, miembro del consejo asesor del Basque Culinary Center desde el año pasado, explicó que su cocina se basa en la «memoria» y las «emociones» de la infancia más que en ingredientes concretos de su niñez.

Creen, ganadora del concurso Iron Chef America, señaló que entre los programas de cocina que han proliferado en las televisiones de todo el mundo los hay «muy tontos» y opina que «no durarán mucho», pero asegura que lo bueno de muchos otros es que permiten conocer las cocinas que se hacen en diferentes lugares del planeta.

Martín Caparrós, más irónico, dijo que la comida se ha convertido «en algo que no se come», que «se mira y se lee». «Ha entrado en la lógica del espectáculo, o en la de la masturbación. Pasamos horas mirando de lejos lo que antes comíamos. La gastronomía se ha convertido en el arte del momento», manifestó.

Caparrós cree que Ferrán Adriá es quien ha sabido entender cuál era «la tendencia decisiva, la de la desmaterialización, el alejarse de la materia», algo «en lo que tiene mucho que ver esta sociedad en la que ya no nos vemos cara a cara, sino por otros medios».

«Se han creado las condiciones para el consumo de ese arte. Lo que hay ahora sobre todo es comida virtual por todos los lados y un poquito de comida real para sustentar todo eso», resaltó este escritor, partidario de «devolver a la comida su fugacidad».