Carmina Burana irrumpió en el ADDA de la mano de La Fura dels Baus. Esta ópera moderna o cantata escénica es, en definitiva, un gran espectáculo visual y musical que lleva el marchamo de la compañía catalana, que puso en escena a 180 personas, entre músicos, cantantes y actores.

El montaje, que se ha ajustado a las condiciones del auditorio alicantino, desafió las leyes de la gravedad como es habitual en las obras de La Fura, y en él hubo agua, tierra, fuego y aire para hablar de los placeres terrenales y del canto a la vida y a la naturaleza contenidas en esta colección de poemas de los siglos XII y XIII, a los que puso música en 1935 Carl Orff, que seleccionó 24 de un total de 300 rimas.

El espectáculo comenzó con una obertura escrita por Josep Vicent, director musical del espectáculo y director artístico del auditorio, que dio paso a la música potente y vital de Orff integrada con las imágenes del espectáculo que hablan de deseos y placeres de lo más ancestral de la especie humana.

Todo ello rompiendo las reglas tradicionales de la ópera y planteando esquemas alternativos, en los que la orquesta no se esconde en un foso, sino que se sitúa en el centro del escenario. En concreto, dentro de un cilindro de diez metros de diámetro que la envuelve, y que a veces se muestra transparente y otras opaco, sobre el que se proyectan imágenes que ilustran la obra. El coro, a través del Orfeó Valencià, también cumple un papel escénico en esta obra, ya que sus integrantes cantan a la luz de las linternas.

Carmina Burana es el espectáculo más representado por La Fura dels Baus desde su estreno en 2009. Según su director escénico, Carlus Padrissa, es su pieza más popular y la manera ideal de adentrarse en la ópera por primera vez. Ha viajado por medio mundo y Alicante es su estreno en la Comunidad Valenciana.

Las entradas se agotaron un mes antes de la representación. La Fura volverá a actuar con un pequeño número en la gala del Premio Azorín el próximo jueves, 2 de marzo, en el ADDA, de entrada libre.