Botero, que llegó ayer a Madrid para celebrar en privado su cumpleaños, explicó que la primera retrospectiva, que acogerá el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM);, tendrá probablemente "más de cien obras", mientras que de la muestra de Barcelona, que se expondrá en La Fundación La Caixa, desconoce aún el tamaño.

Además, el artista tiene previsto exponer sus esculturas monumentales en Bilbao, Sevilla, Palma de Mallorca y Barcelona.

Botero, al que el Consejo de Ministros otorgó el pasado viernes la Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica, expresó su deseo de que su "encuentro" con España sea en adelante "más frecuente".

"Ojalá haya más proyectos en los que pueda verme envuelto con el público y con el arte español", afirmó.

El artista admitió que fue "una estupidez monumental por su parte" haber suscrito, junto a los escritores Gabriel García-Márquez, Álvaro Mutis y Fernando Vallejo -entre otros-, una carta en la que anunciaban su intención de no volver a España cuando este país anunció en marzo de 2001 la petición de visado de entrada a los colombianos.

"Un artista como yo no puede vivir sin ver ´Las Meninas´ de Velázquez en el Museo del Prado", dijo Botero, tras reconocer que el visado respondía a que lo exigía la Unión Europea y a que estaban entrando en España algunos "elementos indeseables".

Al llegar a sus 75 años, el pintor colombiano considera que tiene "una vida bien vivida y trabajada", de la que está "muy satisfecho".

A una pregunta acerca del trabajo de denuncia social realizado con su pintura en los últimos años, Botero contestó que "el artista tiene un estilo que sirve para decir cosas alegres o tristes, positivas o negativas".

El pintor explica cómo, en su caso, pintó "una América Latina desde un punto de vista más o menos amable. Después vino la violencia de Colombia y, sin abandonar mi estilo, hice una serie de obras que muestran el drama de mi país".

"Y luego llegó lo de (la cárcel iraquí); Abu Ghraib, "una revelación que golpeó al mundo entero", recuerda Botero.

El artista explica que el hecho de "descubrir que ese país (Estados Unidos);, modelo de compasión y defensor de los derechos humanos, estaba torturando a los iraquíes, como lo había hecho (el que fuera su gobernante); Sadam Husein, le produjo "ira".

Ese sentimiento generado por una "falta de moral e hipocresía" le motivó para pintar una serie de ochenta obras que han sido expuestas en varios lugares y que próximamente serán exhibidas en Milán (Italia); y en noviembre próximo en la capital estadounidense.

El artista colombiano imagina la próxima década de su vida como un periodo de trabajo intenso. "Cuando uno siente que se acorta la vida tiene como una necesidad de trabajar más y más", dice.

Tal vez por este motivo, Fernando Botero explica que nunca ha trabajado tanto como en los últimos tiempos. "Tengo la esperanza de progresar, de ser imaginativo y de hacer cosas inesperadas en el arte; mi única aspiración es la buena calidad de mi trabajo".

Y añade: "lo más probable es que muera en París. Vivo ahí la mayor parte del tiempo, es una ciudad que amo después de vivir en ella más de 40 años; allí tengo mi estudio, es el centro de mis actividades. Pero no quiero hablar de la muerte todavía".

Sobre Colombia, su país, en el que decidió no volver a vivir porque la situación se tornó "inquietante", Botero asegura que "si recuperara la paz, viviría un progreso extraordinario".