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La Missa Solemnis de Beethoven

Yaron Traub dirige la Orquesta de Valencia y el Philharmonia Chorus en una de las grandes obras de música vocal religiosa

Ludwig van Beethoven

(Bonn,1770- Viena, 1827)

Missa Solemnis en Re mayor (opus 123)

El pasado mes de abril el maestro Traub, con la misma orquesta y coro, nos ofreció en el ADDA Un réquiem alemán, de Brahms. En este sexto ciclo sinfónico aborda otra gran obra, la Missa Solemnis, que junto a la Misa en mi menor de Bach (que escuchamos en 2014 al coro y conjunto musical Balthasar Neumann) constituyen las dos más importantes composiciones para el Ordinario de la misa latina. Futwängler la consideraba la mayor obra de Beethoven y por esa razón, y por el difícil trabajo del coro, la retiró de su repertorio al considerarse incapaz de transmitir su grandeza. Los londinenses del Philharmonia Chorus la llevarán en enero del próximo año al inicio del Festival de Hamburgo con la sinfónica de la ciudad alemana. Hoy la cantarán en Alicante y mañana en Valencia.

Beethoven compuso la Missa Solemnis entre 1819 y 1823, casi al mismo tiempo que su Novena Sinfonía. Tan simultáneas son ambas obras que se dieron a conocer al público de Viena el mismo día, el 7 de mayo de 1824. En la misma fecha que se estrenaba completa la Missa Solemnis en San Petersburgo, bajo los auspicios del mecenas príncipe Nikolai Galitzin, el compositor de Bonn dirigió en la capital austriaca tres piezas de la misma (Kyrie, Credo y Agnus Dei) antes de estrenar a continuación la Novena (la opus 125 de las 138 composiciones catalogadas en vida del autor, a las que habrían de añadirse otras 205 obras publicadas tras su muerte). En 1807 había estrenado Beethoven otra misa, su opus 86 en Do mayor, dedicada al príncipe Ferdinand Kinsky, uno de sus grandes benefactores, junto al príncipe Lobkowitz y el archiduque Johann Joseph Rainer Rudolf. Los tres habían conseguido en 1809 que Beethoven viviera sin preocupaciones económicas al otorgarle una pensión anual de 40.000 florines con la única condición de que no abandonara Viena. Se convertía así en el primer compositor independiente de la historia de la música, pues todos los anteriores trabajaban a sueldo de nobles o instituciones religiosas o públicas.

El archiduque Rudolf de Austria, hijo y hermano de emperador, fue nombrado arzobispo de Olomouc, una ciudad de Moravia, a orillas del río Morava, situada al este de la actual República Checa, a mitad de camino entre Viena y Cracovia. Con tal motivo el ahora cardenal Rudolf encargó a Beethoven, de quien había sido alumno de música además del más fiel de sus benefactores, esta composición religiosa de música vocal. La obra está formada por cinco partes (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei) y es más adecuada para la sala de concierto que para la iglesia por la enorme tensión que caracteriza la composición. En el Sanctus y Benedictus, siguiendo los textos de la poesía del profeta Elías, están los dos adagios" más bellos jamás escritos por Beethoven. La parte coral, en un estilo comparable al de Händel o Palestrina, está acompañada con una escritura sinfónica concebida como vehículo y no un mero soporte armónico para los textos latinos.

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