Recorrer la distancia que separa Novelda de Japón sin un euro en el bolsillo y con la única compañía de una cámara de vídeo es la aventura que hace ocho años completó el director de cine alicantino Alfredo Navarro, ganador de un Goya en 2016 al mejor documental, y que ahora ha decidido rescatar.

Navarro, que se hizo con el Goya por el documental Sueños de Sal, se ha propuesto recuperar un proyecto que tenía olvidado en el cajón para contar la historia de cinco personas que le acogieron y ayudaron en su trayecto hasta el país nipón.

El proyecto nació en 2008 cuando el realizador dejó su trabajo en televisión para emprender una aventura personal que le llevó por ciudades como París, Venecia (Italia), Berlín, San Petersburgo (Rusia) y Osaka (Japón), entre otras. En su momento, su viaje quedó reflejado con la edición del libro Mi diario de Bitácora (2011) y en cuatro cortometrajes de género documental, por lo que ahora la intención de Navarro es recuperar ese trabajo, darle forma y ampliarlo hasta desarrollar un largometraje de estética social y cultural.

Navarro reveló que, tras el éxito de Sueños de Sal, centró sus esfuerzos en el rodaje y producción de una película de ficción, pero desistió por ahora de su empeño para «cerrar una etapa» de su vida y quitarse «una espinita clavada».

«Aunque recupere el material que grabé, para mí el proyecto es nuevo», aseguró, del mismo modo que ha desvelado que la experiencia vital que le aportó ese viaje la reflejó, casi inconscientemente, en Sueños de Sal.

El punto base de la historia es «mostrar cómo un viaje de aventura se convierte en una lección de solidaridad» y no, como a priori se podría pensar, contar la historia de un chico joven que consigue recorrer sin dinero los más de 10.000 kilómetros que separan Novelda de Japón.