Para saber cuál es el estado de la cultura en Alicante, en principio, lo que nos puede dar algún indicio de su salud es conocer cómo se desarrollan sus mayores activos, es decir, sus artistas, cuáles son las condiciones en las que realizan y se valora su trabajo, el producto último y primero de la cultura. La contrastiva con lo que ocurre en las capitales cercanas puede darnos ciertas pautas. Vayamos, por orden, a los artistas ya fallecidos. Qué sabemos de Varela, de Pérez Pizarro, de Aguirre?,¿ha habido recientemente alguna revisión de su obra, algún estudio?? No. Sin embargo por las noticias que nos llegan de Valencia, no hay mes que no se organice alguna exposición, charla, encuentro sobre Sorolla, Pinazo?, es continua y sistemática la revisión que se hace de ellos. En el otro extremo del arco temporal, habría que examinar la presencia de los artistas más jóvenes, o de los que están en plena madurez, ya dominadores de un lenguaje. A diferencia de Valencia, en cuanto al presupuesto de los concursos públicos para acceder a sus salas de exposiciones, en Alicante la cantidad adjudicada a la producción de obra es muy deficiente, por lo que es difícil ver exposiciones de arte de investigación contemporánea en nuestras salas. Pero, cómo se llenan nuestras salas. Vemos que la mayoría de artistas que exponen lo hacen por su cuenta, es decir, tienen preferencia quienes no reclaman este dinero mínimo a la institución para la producción de obra, para llenar el espacio municipal, para cumplir con su programación cultural. Suelen ser exposiciones en las que ni artistas ni comisarios cobran, realizan ellos mismos el montaje o lo pagan, como el catálogo, la gráfica, el transporte?. De tal manera que esta falta de solidaridad hace que cada vez más artistas, después de una importante inversión en su formación y de años de buscarse la vida en España, no puedan luchar con esta competencia tan desleal y tengan que marcharse fuera. Nos llegan constantemente noticias de artistas de Alicante emigrados, como muchos miles de jóvenes muy bien preparados, que con una trayectoria en España tienen que vivir en Alemania, Inglaterra, Ecuador, incluso, Perú, donde reciben otro trato y pueden dedicarse a su trabajo. En Alicante solo expone el que se lo puede permitir. Estamos consolidando una cultura excluyente que propicia la consecución de actuaciones totalmente insolidarias, contrarias a las buenas prácticas, en beneficio de intereses personales que perjudican al sector, creando división y precariedad. Comprobamos que en el Consejo Local de Cultura hay varios representantes de las asociaciones de críticos y artistas de la Comunidad. ¿Debemos entender que están apoyando estas malas prácticas? En Alicante se incumplen casi todos los principios que estas asociaciones han defendido durante años, defensa que ha llevado a las instituciones valencianas a cambiar sus dinámicas. Qué pasa con Alicante. Somos la segunda provincia que más recauda de la Comunidad Valenciana, la cuarta a nivel nacional. ¿Por qué no se exigen los medios para poder hacer cultura sin exclusiones?
