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Repaso a los teatros de la provincia

El Principal de Alicante sobrevive como puede

El teatro de la capital cuenta con 240.000 euros, con los que asume programación, personal y gastos, frente a los más de 300.000 del Teatro Río de Ibi para los mismos cargos

El Principal de Alicante sobrevive como puede

Públicos, públicos con gestión privada, públicos en cuanto a programación con organización de una segunda entidad pública y mitad público mitad privado. Son variadas las fórmulas con las que los teatros de la provincia caminan por esta senda a veces árida y complicada del mundo de la cultura y el espectáculo. Azuzados por el IVA cultural del 21 por ciento, que ha golpeado con el hacha a los presupuestos reduciendo los beneficios de taquilla en ese porcentaje, y adaptados a un nuevo modelo de contratación y funcionamiento, lo cierto es que la titularidad municipal de prácticamente todos los escenarios da un respiro a su gestión. A veces.

Y es que no todos apuestan en la misma medida por esta parcela de la cultura y asumen de igual manera que el beneficio hay que buscarlo en otro lado. Tampoco todas las poblaciones tienen el mismo número potencial de espectadores. Y ni siquiera las entradas para un mismo espectáculo mantienen igual precio dependiendo de dónde se represente, de manera que en un radio de 60 kilómetros se puede pagar hasta un 30% más por lo mismo. Aquí resumimos la gestión de algunos de ellos.

Teatro Principal de Alicante

El Principal, eje fundamentales de la cultura de la ciudad, se mantiene casi de forma milagrosa. Su situación única de ser de propiedad pública y privada al mismo porcentaje le hace funcionar con un sistema mixto en un límite difícil de definir. El Ayuntamiento de Alicante y el Banco Sabadell, a través de su Fundación, aportan cada uno 120.000 euros, por lo que el presupuesto total es de 240.000. Esto teniendo en cuenta que hasta hace dos años los recortes lo dejaron en 200.000, desde los 500.000 anteriores.

Dicha así la cifra parece razonable, si no fuera porque le coloca casi a la cola de los teatros de la provincia, ya que esa explotación mixta del coliseo hace que se enfrente a situaciones complicadas de entender en una ciudad de más de 300.000 habitantes. Empezando porque, frente a lo que ocurre en otros teatros públicos, todos los gastos los tiene que asumir el propio teatro. Es decir, que a los 240.000 euros hay que restarle luz, agua, mantenimiento, sueldos del personal (12 en total) y hasta los 27.5000 euros del IBI, pese a ser un edificio mitad público, por lo que la aportación municipal se reduce a menos de 100.000 euros, la menor prácticamente de los teatros de la provincia.

El director del Principal, Paco Sanguino, apunta que los gastos totales del teatro al año ascienden a 550.000 euros. Si se restan los 240.000 que aportan los propietarios, son 310.000 los que hay que sacar de las entradas y alquileres. No hay que ser muy ducho en matemáticas para ver que las cifras, se miren por donde se miren, no cuadran y que el presupuesto con el que cuenta supone el 44 por ciento de esos gastos.

El Principal, con sus cerca de 1.000 butacas, acoge unos 90 espectáculos al año de programación propia más los eventos que se hacen alquilando el teatro. Todo ello, según Sanguino, repercute en el coste de esas entradas. De manera que en Alicante un espectáculo cuesta 25 euros y en otro teatro de la provincia con respaldo municipal en los gastos y personal, se puede ver por 16. «Con entradas más asequibles atraeríamos público de otras zonas y podría ser uno de los valores económicos del turismo cultural de la ciudad».

Gran Teatre de Elche

Desde 1996 es de titularidad municipal este edificio histórico con una capacidad de 766 butacas que acaba de reabrir sus puertas después de un lavado de cara. La crisis ha pasado la tijera con ganas a su presupuesto, que de los 450.000 euros en 2011 ha pasado a los 140.000 euros actuales.

Sin embargo, esa cifra es íntegramente para programar, ya que los gastos de personal -jefe técnico, jefe de sala, dos técnicos de escenarios y dos taquilleros, además del técnico programador, Julián Sáez, contratado desde 2008 para esta función- lo asume el Ayuntamiento de Elche, que aporta también al personal administrativo de Cultura. Asume igualmente el Ayuntamiento el mantenimiento, la luz y el agua.

Según Sáez, «hemos conseguido mantener el tipo como teatro y el público está respondiendo bien». De hecho, la ocupación la cifra en un 77,6 por ciento, menos de un punto por debajo de 2008, con una recaudación anual en torno a los 600.000 euros, «aunque la mayor parte no repercute en el teatro porque las compañías van a taquilla». De esta manera, asegura, «damos un servicio público con un gasto mínimo», en una sala en la que se programan alrededor de 140 espectáculos.

Teatre Calderón de Alcoy

Otro modelo distinto. El Teatre Calderón de Alcoy, con 775 butacas, fue de propiedad pública y gestión privada hasta 2011. La crisis llevó a racionalizar presupuestos y se llegó a una fórmula mixta. Se convoca un concurso público y la empresa seleccionada se encarga de la gestión del teatro: el personal, el mantenimiento de los equipamientos, la limpieza, el cuidado de los equipos, publicidad y el personal de taquilla y técnicos de oficina. Por su parte, el área municipal de Cultura gestiona la programación y contratación de compañías, asegura el concejal de Cultura, Raúl Llopis.

Para este funcionamiento, el Ayuntamiento ha aportado 390.000 euros a la empresa que gestiona el edificio y 150.000 para programar. «Es una cantidad justa, que no permite producir espectáculos y además entran también los compromisos que tiene el ayuntamiento», apunta Miquel Santamaria, director del Centro Cultural de Alcoy.

El Calderón programa entre 65 y 70 eventos al año. A taquilla «no trabajamos prácticamente nunca para que los precios de las entradas no sean caros para que la gente pueda venir». En este sentido, cree que «por población, hay cosas que no se pueden traer».

Teatre Principal de Alcoy

Diferente filosofía guía la segunda sala de la ciudad. Con 287 butacas, es un edificio público pero cuya explotación se saca a concurso. Son 129.000 euros los que se destinan a este fin. Es decir, que la empresa adjudicataria se encarga de la gestión y de la programación. Y también se queda con la recaudación de la taquilla. Con la particularidad de que la empresa que lo gestiona es a la vez la compañía residente, La Dependent, que se encarga cada año del montaje del belén del Tirisiti. Hay que destacar que además los gastos de mantenimiento, como la luz, corren a cargo de las arcas municipales.

Teatro Chapí de Villena

Una gestión municipal pura y dura es la que rige el Teatro Chapí de Villena, bajo la dirección de Francisco Flor. Cerca de 870 butacas y cinco personas en plantilla, funcionarios todos, más personal contratado cuando hay función que corre también a cargo del Ayuntamiento, igual que el mantenimiento, la luz y el agua. Para programar son 160.000 euros con los que se cuenta, después de una reducción drástica en 2011, cuando ascendía a 376.000 euros. Es decir un 70% menos. De esa partida, entre un 60 y 70% se recupera en taquilla.

«Es una programación para nosotros débil porque tenemos un pedazo de teatro pero no tenemos más público, es una ciudad industrial no turística», afirma Flor. La ocupación se estima entre el 80 y el 90 por ciento, todo un éxito, «porque somos un teatro público y tenemos que programar para todos los ciudadanos».

Teatro Castelar de Elda

También municipal es este teatro desde finales de los 90. Con 751 localidades, cuenta con una partida presupuestaria anual en torno a los 100.000 euros solo para programar; los gastos corren a cago del ayuntamiento. El director, Juan Vera, es funcionario, igual que los otros cuatro trabajadores. Las dos personas de taquilla y dos en sala cuando hay función van a cargo del presupuesto teatral. El hándicap aquí es «atender a los colectivos locales», destaca Vera. De hecho, de los 90 eventos programados entre febrero y julio, solo 18 fueron programación del teatro.

Teatro Cervantes de Petrer

La gestión y la programación se realiza directamente desde el Ayuntamiento y es el director de Servicios Culturales, Juan Ramón García Azorín, quien configura la temporada. El caso de este teatro de 686 butacas es distinto también puesto que la partida para programación no es específica, sino que se engloba dentro del presupuesto de actividades municipales. «Desde la crisis, al teatro se dedica poco», apunta y lo cifra en unos 10.000 euros al año. «La programación la completamos con grupos locales o amateur porque no hay recursos para hacer contrataciones fuera».

Teatro Río de Ibi

Tienen programación regular desde 2011 y sus sistema de gestión es dual, pero todo municipal. El teatro lo gestiona a nivel técnico y de mantenimiento una empresa también dependiente de Ayuntamiento, PromoIbi, mientras que la dirección artística es de Cultura, que asume también la contratación del personal de sala y pone igualmente a tres técnicos. Uno de ellos, Pepe Triplana, coordinador de Cultura, que se encarga de programar. El presupuesto total es de más de 300.000 euros, parte pasa a PromoIbi para la gestión y parte es para espectáculos. «Una programación bastante completa», afirma.

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