Llegó a su despacho temprano. Como en un día normal, «porque es un día normal». Apostado en la puerta del edificio donde está el departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la UA, su centro de operaciones, esperaba el transcurrir de los acontecimientos. Eran las once y veinte de la mañana y faltaban solo diez minutos para saber si Francis Mojica conseguía el Premio Nobel de Medicina, algo deseable pero «poco probable», aseguraba mientras la palabra suerte resonaba en la de sus compañeros junto a la puerta. ¿Nervios? «Casi no me han dejado tener nervios, he estado ocupado cogiendo el teléfono y contestando correos, aunque algún gusanillo por ahí se movía», afirmaba.

No pudo ser, pero este investigador salía de su despacho orgulloso y satisfecho diez minutos después de conocer que la suerte había favorecido al japonés Yoshinori Ohsumi. «Decepcionado, en absoluto, mis esperanzas eran escasas, las había, pero eran lo suficientemente escasas para no sentir decepción; sería un inconsciente si hubiera pensado que me lo iban a dar», afirmaba, mientras cámaras y micrófonos le ponían más tenso que la espera.

Mojica sabe que la tecnología CRISPR, a partir de un sistema propio de defensa que desarrollan muchas bacterias, algo aplicable a la investigación genética y tratamiento de enfermedades, tiene aún mucho camino por recorrer. «Es una técnica que aún se está desarrollando y todavía tiene que dar sus frutos. No ha dado todavía, iba a decir el 100 por ciento, pero es que no ha dado ni el 50 por ciento delo que puede ser, y hasta que no se demuestre que esto es lo que creemos que es van a pasar unos años».

Pero a CRISPR le queda otra oportunidad mañana, cuando se falle el Nobel de Química, donde también entra en las quinielas este profesor ilicitano. «Si ya era difícil el de Medicina, vamos a ver el de Química». En su opinión, «el de Química sería un reconocimiento que no tiene nada que ver con la técnica, que es lo que más está llamando la atención; en Química sería el descubrimiento de un sistema inmunológico en bacterias algo de lo que han pasado 10 años y no ha tenido reconocimiento; que lo hicieran ahora sería una sorpresa y una alegría bestial».

Nada es imposible, vista la repercusión que está teniendo su descubrimiento en la investigación de numerosos científicos en el mundo. «Ahora están saliendo alrededor de diez artículos cada día en revistas científicas utilizando esta técnica en España y en todo el mundo, que están trabajando con modificación genética, transgénesis, estudios genéticos... todo el mundo utiliza CRISPR».

Martínez Mojica dirige un equipo de seis personas, de las que solo dos son las que están en el laboratorio de forma habitual. «Mi supuesta nominación -hay que tener en cuenta que las candidaturas son confidenciales- sí que debería servir para que se den cuenta de que en España se hace buena ciencia y se debe apoyar todavía más. Otra cosa es que digan que si estando así se está haciendo la ciencia que se está haciendo pues que para qué se van a preocupar y eso es un riesgo, pero no creo que sean tan insensatos».

El que CRISPR se haya hecho tan visible le da fuerzas para seguir trabajando en la investigación básica, algo que ya se le premió el pasado mes de junio con el Jaime I, un reconocimiento que le proporcionó «mucha alegría», porque «fue para mí lo más grande, porque se te reconoce por la investigación básica que no se reconoce no en este país, en ninguno». Mojica sabe que ese es su camino. «Yo tengo clarísimo que dónde quiero estar es en la investigación básica». Pese a lo duro y lo ingrato en ocasiones. «Cuando eres profesor de universidad y te pagan por dar clases te puedes limitar a eso y te van a pagar igual. Si además quieres investigar, lo haces porque te gusta, entonces el sacrificio es muy relativo; es difícil hacer ciencia pero es tan gratificante cuando consigues algo...».

El fallo del Premio Nobel de Química mañana le pillará en una entrevista en el programa Saber vivir de La 1, ante las cámaras que probablemente le pongan más nervioso que el dictamen de la Academia Sueca. «Los premios son algo que si te lo dan genial y si no, pues era de esperar, no hay que pensar que es un fracaso, que es el miedo que me da a mí. Cuando empecé a ver en los medios que se me ponía como candidato al Nobel no me hizo mucha gracia, la verdad. Cuando ves que la gente se hace ilusiones te da un poco de reparo, hay que ser consciente de la situación», destacó. «Que aparezca como una posibilidad ya es mucho para mí, que me lo dieran sería tremendo, pero esto ya es algo grande y no quisiera que la gente se desilusionara. En España hay posibilidades y si se apoyará más imagínate, si se apoya poco y mira lo que se hace, lo que se hará con más apoyo, si invirtieran más; eso sería un grandísimo premio».

Pase lo que pase Martínez Mojica es el padre de CRISPR. «Ser el que abre el camino, no te lo quita nadie» .