No era fácil convertir el escenario en el desierto australiano. Tampoco que un teatro pudiera ser el espacio para desarrollar una road movie. Ni tan siquiera que las ganas de baile fueran compatibles con las butacas. Pero se superaron esos retos y más. Priscilla. La reina del desierto fue película y después musical. Lo primero en los 90 y lo segundo hace unos cinco años cuando ocupó las carteleras de Londres, después de Nueva York. Y de Londres a Madrid. Misma escenografía, mismo vestuario, mismo montaje, pero en español. Más de 400.000 espectadores y varios premios a lo largo de dos temporadas y ahora la prueba de fuego con la gira por España que no ha hecho más que empezar.
El autobús de Priscilla, cargado con las tres drag queen protagonistas, tendrá parada el próximo día 22 en el Teatro Principal de Alicante y aquí se tomará un respiro hasta el 2 de octubre. Un musical para ver oír y, sobre todo, para bailar. «La gente baila casi sin darse cuenta durante todo el espectáculo porque en el fondo es la banda sonora de las canciones más bailadas de la historia», apunta José María Cámara, uno de los productores de este musical que dirige Simon Phillips.
Supertramp, Tina Turner, Gloria Gaynor, Cindy Lauper, Village People. «Es música que ha traspasado generaciones por el hecho de ser bailable en cualquier circunstancia, por eso hay público de todas las edades». Y es que después de más de dos horas, «lo que hacemos es que la gente crea que ha viajado a Nueva York. «La mejor definición me la dio un espectador en Madrid: son las dos horas y media de felicidad mejores que se pueden comprar con dinero».
Y hablando de presupuestos: 40 artistas, 23 cambios de escenografía, 500 trajes, 200 pelucas, 9 trailers (equivalente a realizar 20 mudanzas). «Las entradas pueden parecer elevadas, pero son precios más bajos que en Madrid o Londres. Hay detrás un esfuerzo de movilizar este montaje para que se vea en otras ciudades y hay que tener en cuenta que cada semana que estamos fuera el coste se acerca a los 250.000 euros por los viajes, el transporte, la estancia, los derechos de autor... pero es la única forma de hacer estos musicales». Empezar de nuevo la producción, asegura, « no se podría hacer porque sería inviable el proyecto; la única forma es utilizar el set existente de la versión original de Londres». Esto compromete a que haya un control exhaustivo por parte de la productora londinense que lo puso en marcha. «Te obliga a un cuidado exquisito de los trajes, de la escenografía, del montaje».
Este montaje «nos enamoró cuando lo vimos en Londres en 2010 porque en el escenario y en la platea ocurre lo mismo: una celebración de la vida», apunta Cámara. Y que esté basada en la película del mismo nombre es «un desafío» más que una garantía porque «tienes que conseguir trasladar una película de culto a un musical de éxito, algo que no es fácil, pero que ha sido posible «gracias a las técnicas escenográficas que han dado un gran salto en los últimos 20 años y ahora puedes hacer cosas en el escenario que antes eran impensables».
Además «es un musical que va más allá del aspecto lúdico porque tiene un contenido social muy interesante que refleja lo que yo creo que ha sido el progreso de la sociedad».
El productor augura que en Alicante Priscilla «va a ser un éxito». «Alicante es una ciudad muy bien educada en términos de espectáculos y el Principal es un modelo. Además la obra llega ya con mucho pedigrí».
Y es que los musicales están en ague desde hace años en España, aunque todavía no estamos al nivel de otros países como Estados Unidos o Inglaterra. «Estamos en el proceso, pero el musical triunfa porque es la mejor expresión artística para el disfrute emocional», asegura José María Cámara.
