Cita ineludible con la música. En eso se ha convertido el Low Festival de Benidorm que, aún con las críticas por un cartel repetitivo año tras año y poco innovador, ha conseguido congregar este fin de semana a una marea humana de alrededor de 75.000 personas que han disfrutado de unas 36 horas de música y de un total de 74 grupos. Pero todo tiene un principio y un final y anoche los cuatro escenarios bajaron el telón hasta el año que viene.

Vetusta Morla, los niños mimados del indie, fueron los encargados de poner el broche de oro a tres días de música. ¿Quiénes mejor que ellos para despedir un festival que les ha visto nacer, crecer y no morir? Los madrileños, con Pucho a la cabeza, volvieron a hacerlo. Volvieron a crear una atmósfera envolvente con sus cuidadas melodías y letras de la que es imposible escapar. Y esto ya se veía venir desde primera hora de la mañana cuando el grupo realizaba pruebas de sonido y despertaba a los vecinos con un ensayo que calificaron de «brutal». Lo dieron todo ayer sobre el escenario Budweiser en lo que fue su último concierto este año en España.

Por estas mismas tablas pasaron la madrugada del sábado los británicos Suede. Un concierto que a las 1.45 horas concentró a casi todo el público en el campo de fútbol. «Pedazo de concierto» era el comentario más repetido entre los «lowers», que se entregaron tanto como el vocalista de la formación, Brett Anderson, quien se cayó de un bafle durante la actuación y permaneció inmóvil en el suelo durante unos segundos. Tras recuperarse del golpe, el público estalló en aplausos.

Ya el domingo, por el Budweiser también pasaron ayer Xoel López, los resurgidos 091 y los internacionales The Kooks y Miami Horrors. Pero las primeras cervezas nos las bebimos a las 19.00 horas con Mucho (banda formada por tres componentes de los desaparecidos Sunday Drivers), el heavy pop de Las Ruinas y los platos de Dj Göo. A la 01.00 horas los Miss Caffeina saltaron al escenario Matusalem para poner unas notas de actualidad en un cartel que este año ha sido principalmente noventero, cargado de «viejas glorias». Horas antes, el pelazo de Carlos Sadness también contribuyó a bajar la media de edad de los actuantes del Low Festival.

El Matusalem también acogió anoche a la banda del exbatería de los Ramones, Marky Ramone, que junto a Ken Stringfellow (The Posies, Big Star, REM), Captain Poon (Gluecifer) y Pere Cohete (From Head To Toe, OVNI), repasaron 40 años del punk más rabioso a través de los temas más míticos de los neoyeorkinos. Algo así en Benidorm es difícil de ver así que es normal que estuviera hasta la bandera. Además, al cierre de esta edición, la noche en este escenario se cerró con la cantautora chilena Javiera Mena y con los Ochoymedio Djs.

Otras bandas que pasaron ayer por el polideportivo Guillermo Amor para despedir al Low fueron los Badlands, Girls Names, El Último Vecino, el extraño trovador Pablo Und Destruktion y los madrileños Trajano!. Asimismo, los Estereo Brothers, Chesse&Bacon Djs, Raretraxxx, Jupiter Lion Djs y The Basement pusieron a los asistentes a bailar desde el escenario Jägermusic.

El Low Festival cerró ayer su última edición con un llenazo de público que confirma su buena salud. Entre viernes, sábado y domingo, 75.000 «lowers», según la organización, invadieron la ciudad de Benidorm para satisfacción del sector servicios y para desesperación de los vecinos que viven en los aledaños de la ciudad deportiva Guillermo Amor. «Menuda nochecita, hay gente meándose y cagándose por la calle», denunció una residente de dicha zona a través de las redes sociales.