Ha trabajado como actriz y productora y ahora, con el pelo cano, inicia una nueva etapa como directora. La cineasta Mar Targarona estrena el próximo 19 de agosto el thriller, Secuestro, protagonizado por Blanca Portillo y en el que muestra cómo la maternidad puede despertar «sentimientos de amor encendido».

Targarona habló ayer de este filme, con guión de Oriol Paulo (El cuerpo, Los ojos de Julia), en el que una abogada de prestigio verá cambiar su vida de forma radical al desaparecer su hijo Víctor (Marc Domènech) del colegio sin dejar rastro, hasta que aparece magullado y confesando que un hombre le ha intentado secuestrar.

Targarona afirma que la protagonista de la historia, llamada Patricia de Lucas -interpretada por Portillo-, es un personaje «novedoso y poco visto» en el cine español, «una madre voluntariamente soltera, que ha llegado a ser muy importante en su profesión, haciéndose a sí misma desde abajo». Ante una determinada tesitura, prosigue, «deberá tomar unas decisiones y no serán siempre las acertadas».

Sin embargo, defiende Targarona, «hay que entender que los conflictos morales o éticos nos pasan a todos, incluso de forma continua» y apostilla: «Todos tenemos pequeñas actitudes que no son cien por cien éticas».

Sobre la cuestión de la maternidad, rememora que cuando tuvo a su primera hija con treinta años se le «despertó un sentimiento que me sorprendió, de amor encendido, algo que no había experimentado nunca antes, yo mataba por mi hija». Es un sentimiento, como otros que han aparecido en películas producidas por ella como El Orfanato, que son universales y pone como ejemplo que están presentes en otros filmes como Aliens, donde cuando «la teniente Ripley baja a los infiernos hay una furia, algo brutal» o en La semilla del Diablo.

Sobre los actores con los que ha trabajado, Targarona sólo tiene buenas palabras y afirma que hacerlo con Blanca Portillo es «como ir en un Rolls-Royce» y del niño Marc Domènech, que es sordo, asevera que es alguien «muy inteligente, que ha nacido con talento de actor, que todo lo entendía a la perfección a la primera».

A la vez, destaca que siendo como es un niño muy extrovertido, que habla catalán, castellano, inglés, francés y un poco de italiano, además del lenguaje de los signos, en la película «ofrece un papel muy introspectivo e interesante». Satisfecha por cómo ha quedado la película, indica que ahora tiene a Clint Eastwood como referente. «Como productora durante años lo he pasado muy bien, he descubierto nuevos talentos, pero estar detrás de la cámara me ha rejuvenecido y ya estoy preparando nuevos proyectos», apuntado.

Portillo, en su primer papel en el cine como protagonista, empezó a leer el guión y le enganchó por las situaciones trepidantes, los giros que daba, pero «lo que me causó una verdadera obsesión fue esa mujer que debía interpretar, que al principio me resultaba profundamente desagradable por mala y chunga».