Lejos queda ya aquella famosa frase de Joselito «El Gallo» cuando, ante la aparición de algún supuesto nuevo fenómeno en el panorama taurino, espetaba aquello de «¡que me lo pongan!», para dejar bien a las claras quién era el verdadero amo del toreo. Cien años son muchos años, pero el cartel de hoy se convierte casi sin querer en una reedición de aquel desafío.

Enrique Ponce lo ha conseguido prácticamente todo. Más de veinticinco años en la primera línea del escalafón no han mermado su tirón entre públicos de todos los sentires y pareceres. Su regularidad en el largo tiempo solo encuentra parangón si nos retrotraemos a aquel Rafael Molina, «Lagartijo», cordobés que llenó de torería y sapiencia con su dominio el último cuarto del siglo XIX.

El de Chiva, por si algo le faltaba, ya disfruta hasta del respeto del público de Madrid, como se pudo observar durante su actuación del pasado San Isidro, en la que, aun sin cortar orejas, vio reconocida unánimemente su labor. En Alicante ya se erigió hace años en todo un clásico, además de en un argumento de tirón en los tendidos.

Y al maestro valenciano le plantarán cara dos novísimos gallos que quieren imponerse en el corral. Alberto López Simón puede presumir de haber salido a hombros por la puerta grande de Las Ventas hasta en cuatro ocasiones en el espacio de trece meses. Lá última, acompañando a Manzanares en su triunfal tarde de la Beneficencia. Su juventud no está reñida con un compromiso firme con su estilo, de quietud y verticalidad, amén de un valor seco y ciertos aires tomasistas en el toreo fundamental.

Andrés Roca Rey, por su parte, sorprendió durante 2015 en su etapa novilleril por su desparpajo con las telas, y ya como matador en esta temporada viene revolucionando a públicos de todo acento. Dejó gran ambiente en Sevilla y salió a hombros en su primera cita isidril.

Torea con largura y empaque en las suertes básicas, aunque abusa quizá en demasía del toreo accesorio, sobre todo de esas «espaldinas» cambiando el viaje del toro que, si bien como aderezo de ciertas faenas puede resultar muy vistoso y espectacular, pierde capacidad de sorpresa cuando deviene reiterativo. Pecados de juventud del peruano que, sin duda, limará con el tiempo y el poso.

Vuelve también el ganado del albaceteño Daniel Ruiz, muy del agrado de las figuras y que ha propiciado éxitos importantes en nuestra plaza.