Lo importante no fue que Lucía salía del Hospital General para viajar hasta la Fe de Valencia; tampoco que lleve años luchando contra una maldita enfermedad; ni siquiera que había pasado un fin de semana no muy bueno. Todo eso pasó a segundo plano durante un tiempo. Justo lo que duró el acto que se celebró el pasado lunes en el MARQ en el que Lucía Guirado fue protagonista. Bueno, Lucía y la mascota que ella misma ha creado: Chispita.

Y fue especial porque tuvo en sus manos el primer libro que ha visto la luz con el proyecto Un hospital de cuento, protagonizado por su dibujo, sino también porque pudo llevarse el prototipo de este diseño convertido en una muñeca. Además, acompañada de su madre y su abuela, firmó en el libro de honor del museo alicantino. Por eso, Lucía fue feliz.

Aunque pueda parecer exagerado, la felicidad no deja de ser algo relativo. Lo saben las profesoras del Aula Hospitalaria del Hospital General, Ruth López y Marisa Ibáñez, donde se enseñan asignaturas pero también se entregan píldoras de alegría, con altas dosis de coraje y felicidad. Por eso, abrieron las puertas de par en par al proyecto que presentó el año pasado la Unidad Didáctica del MARQ, encabezada por Gemma Sala. Con Un hospital de cuento pretendía crear una herramienta pedagógica y lúdica sobre diferentes etapas de la historia, a través de los fondos del museo, para que los niños y adolescentes ingresados en el centro sanitario trabajen sobre ese tema y después darle forma con un pequeño libro didáctico.

El proyecto consiguió también el respaldo del Servicio de Pediatría y se puso en marcha un concurso para buscar una mascota que sirviera de guía en los pequeños libros que narran la historia. Y ahí es donde aparece Lucía, que creó a Chispita, una pequeña llama de fuego, que el jurado eligió como el dibujo más adecuado para realizar este recorrido por la historia.

A lo largo del pasado curso se trabajó sobre la Prehistoria y el lunes esta niña de 8 años recogía entre sus manos el primer número de esta colección que esperan sea de largo recorrido y que incluye también los dibujos realizados por el resto de alumnos.

«Vamos dos veces a la semana y hacemos talleres, charlas y teatro con un guión que revisamos en el departamento didáctico del museo», asegura Gemma Sala. «Este curso hemos trabajado con los iberos, hemos hecho exvotos, cerámica, escudos... Es impresionante ver a los niños trabajar, desconectan porque pasan allí muchas horas y tener esta actividad les aparta de la rutina y además de divertirse aprenden mucho sin darse cuenta».

Pero el MARQ quiere llegar más lejos y la intención, además de sacar más libros, es convertir a Chispita en una muñeca «que pueda acompañar a los niños que estén en la misma situación que Lucía». Y algo más, la intención en el futuro es ponerla a la venta y destinar los beneficios a la investigación de enfermedades. «Queremos que el museo sirva para que se entienda la historia pero también que sea una terapia, que dialogue con la sociedad, tire los muros y pueda ayudar a causas humanas».

Ruth López comparte esta idea. «Los niños, además de aprender contenido participan de forma directa y activa, porque una de nuestras luchas es que los médicos vieran los efectos beneficiosos que puede tener para un niño hospitalizado acudir al aula porque hay aprendizaje pero también actividades que tienen un aspecto lúdico y una función psicológica muy importante, también para las familias. Por eso es fundamental el apoyo que tenemos del Servicio de Pediatría».

De momento, el lunes Lucía visitó el MARQ y salió feliz. Con su libro sobre la Prehistoria, con Chispita como protagonista en papel, y con su mascota convertida en muñeca. Ahora tendrá que hacer hueco en la estantería de su habitación. A lo largo de este curso, Ruth y Marisa han trabajado con los niños los iberos. Y ese será el tema del segundo número. A partir de septiembre, se hará un salto en el tiempo y serán los vikingos los que se mezclarán con Chispita, aprovechando la exposición internacional del MARQ. Por eso, a Lucía aún le quedan muchos libros para recoger en el museo. Acompañada, eso sí, de su mascota.