Dicen los que le conocen que es una persona humilde, trabajadora y seria. Se podría añadir que entusiasta, tímido, con gran sentido del humor, inquieto y en cierto modo incómodo con los halagos públicos. Lo que no resta en absoluto la satisfacción por el reconocimiento científico, enfocado a la búsqueda del bien común.

Por eso no sería exacto decir que Francisco Juan Martínez Mojica, Francis Mojica para sus colegas, tuvo ayer su día de suerte. Más bien un día en el que se reconocieron muchos años de laboratorio, desde que empezó a trabajar en la Universidad de Alicante a la vuelta de la mili. Esperaba la entrega del Premio Balmis, que otorga el Rotary Club de Alicante y una llamada le anunciaba que había sido galardonado con el Premio Jaime I de Investigación Básica.

La culpa de todo esto, además de Mojica y su equipo, la tienen las bacterias -«todavía nos van a dar muchas más alegrías»-y el descubrimiento del sistema bautizado por el científico alicantino como Crispr-Cas, con el que estos organismos consiguen protegerse, lo que ha permitido el desarrollo de herramientas para curar enfermedades.

«Me produce una gran alegría y es un reconocimiento que no me esperaba en absoluto -afirmó nada más conocer la noticia-, sabía que había alguna posibilidad porque estaba nominado pero de ahí a que te reconozcan hay un mundo».

Sin embargo, más que de una satisfacción personal, habla de algo más global, «de mucha gente que ha participado en estas investigaciones», y lo asume como «el representante de este tipo de investigación en la que trabajan muchos científicos y no siempre en las condiciones más óptimas».

Sobre todo, porque «esto es una grandísima recompensa y puede servir de aliciente para los jóvenes investigadores que trabajan muy duro para llevar a cabo todo lo que supone luchar día a día con la investigación, con los muchos disgustos que uno se lleva y los fracasos hasta que eso empieza a funcionar bien y a obtener algún beneficio de vez en cuando». Por eso, «realmente es un placer considerarse un ejemplo. Quién me iba a decir hace unos años que yo iba a ser ejemplo de algo».

El hecho de que el Jaime I sea de Investigación Básica le provoca, además, doble alegría. «La investigación básica puede dar lugar a cosas como las que ha dado el sistema Crispr-Cas porque ha resultado que tiene muchas y muy útiles aplicaciones para el progreso de la humanidad y es un ejemplo clarísimo de a dónde puede llegar». Por eso, «estoy convencido de que voy por el buen camino, aunque me quieren convencer de que me pase a la investigación aplicada... yo creo que la investigación básica nos puede dar todavía muchas alegrías».

Pero el camino no ha sido fácil. En 2003 el científico escribió un artículo sobre su descubrimiento y lo envió a la revista Nature, «pero los tíos no nos hicieron caso», relató con sentido del humor el profesor de la Universidad de Alicante. No fue hasta 2005 cuando otra revista se hizo eco del hallazgo y a partir de ahí se conoció su trabajo, «aunque muchos de ustedes no habrán oído hablar del Crispr-Cas hasta hace dos años», cuando se concedió el premio Príncipe de Asturias a dos investigadores que mencionaron al alicantino.

Martínez Mojica, que agradeció el reconocimiento a un trabajo «por el que ya me pagan y por desgracia hay mucha gente en este país que no puede decir lo mismo», reivindicó la necesidad de reconocer el trabajo de la ciencia con un ejemplo muy gráfico. «La semana pasado un colega que estaba en Boston se encontró que en la mesita de noche del hotel había un artículo que hablaba sobre los sistemas Crispr-Cas... allí hay un grupo que investiga esto y cuidan mucho a su gente. Es decir que para hacer conciliar el sueño a los turistas en los hoteles les ponen este tipo de documentos para que sepan lo que hace su gente... eso nos hace ver la repercusión que tiene en ese país y cómo valoran a sus científicos».

En el mismo sentido se manifestaron tanto el exsecretario de Estado de Universidades, Salvador Ordóñez, y el también investigador y profesor del premiado, Francisco Rodríguez Varela, durante sus intervenciones en el acto de entrega del Premio Balmis . «Estamos dejando que se vaya una generación entera de científicos sin darnos cuenta de que invertir en ciencia es labrar un futuro y los pueblos más poderosos son los que más dedican a ciencia». Y en cuanto a su propuesta para el Nobel afirmó que «va camino de ello, si no es este año, será el que viene».

Rodríguez Varela recordó cuando «Francis empezó a trabajar en mi laboratorio en 1990, el momento de la edad de oro de la ciencia molecular». «Teníamos mucha confianza en que podíamos hacer cosas importantes y el tiempo lo ha demostrado; Francis personaliza el talento que hay que tener en el campo de la microbiología moderna», apuntó. «En su camino le rechazaron investigaciones y eso demuestra que aquí algo no se está haciendo bien porque el mayor recurso natural de un país es el talento, que tiene como enemigo la mediocridad» y él ha demostrado «que en las situaciones más hostiles se puede hacer ciencia».

El presidente del Rotary Club Alicante, Pedro Romero, hizo entrega a Mojica del busto de Balmis que simboliza el premio que lleva su nombre, en un acto en el que se proyectó un trailer de la película 22 ángeles, en la que Miguel Bardem recoge la gesta del médico alicantino del XIX. «Yo creo que el hecho de que coincidan los dos premios es una premonición y solamente tenemos que seguir apostando por quien vale».

Además de representantes de todos los ámbitos, incluido el presidente de la Diputación Provincial, César Sánchez, también estuvo presente en el acto el rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, que señaló que es «una satisfacción para la Universidad de Alicante que le entreguen el premio Balmis y el Jaime I a uno de nuestros profesores».