Rosa es prostituta. Su madre, Antonia, lo era. Es como la sangre azul, se hereda. Por el medio aparece Lupita, transexual que quiere querer. Y una niña, Lucía, de 6 años, que se come la cámara. La batuta la lleva Marina Seresesky y La puerta abierta es su primer largo, que ayer cerró la sección oficial el Festival de Cine de Alicante en lo que supuso su estreno en España antes de llegar a las carteleras el 2 de septiembre.

El reparto, un lujo. Carmen Machi, Terele Pávez y Asier Etxeandia -que estuvieron en Alicante para arropar el estreno-, que completan Paco Tous, Mar Saura y la alicantina Sonia Almarcha. «Yo todavía no me lo creo, hacer mi primera película con estos tres monstruos... para mí ha sido un festín de interpretación ver a estos actores en sus personajes», asegura la realizadora, actriz y en este caso también guionista.

Desamor, familia, amistad, maternidad, prostitución e infelicidad recorren este largometraje que bucea entre el drama y el humor, terreno en el que sus protagonistas se mueven a la perfección. «Para mí no hay otra manera de sobrellevar la vida», destaca. «La película habla de la maternidad, pero no idílica, dura, de esas personas que no saben encontrar la felicidad, como es el personaje de Carmen que no sabe ser feliz; también de amistades, de solidaridad, de gente que no tiene nada y con la nada hace mucho».

La prostitución es un hilo al que agarrarse no el tema en sí mismo. «La diferencia con otras visiones de la prostitución es que aquí las vemos en su ambiente cotidiano, en su realidad, en su Nochevieja, en su baño o comiendo lentejas». Por eso, afirma, «quería ponerle una voz distinta, esa capacidad de amar que tiene de puertas para adentro».

Carmen Machi -en la que ha sido su segunda participación en el Festival de Alicante, ya que también actúa en El tiempo de l os monstruos, de Felix Sabroso- cree que «lo que interesa de mi personaje es lo que calla y eso ha sido una aventura extraordinaria porque es unan persona que apenas habla, con un rictus de amargada, de una mujer que no sabe qué es la felicidad y parece que no le interesa».

Rosa, «un personaje que parece estar siempre a punto de llorar», se ve «condenada» a vivir con su madre. «Ella habla y habla... hace un soberbio trabajo, lleno de matices y colores, mientras mi personaje es absolutamente gris. Interpretar los grises siempre es más complicado».

La madre es Terele Pávez, que hace diez años recibió el homenaje del Festival de Alicante y ahora vuelve como actriz protagonista. Pero, en principio, iba a ser Amparo Baró, a quien está dedicada la cinta. «Ella me llamó para decirme que hiciera esta película que ella ya no la iba a poder hacer... y se murió al mes».

De la película, apunta que «lo que más me llegó es el desamor. Ella es hija de prostituta y las dos son seres rotos; eso lo tiene la hija como un reproche y la madre se defiende contando historias porque no puede vivir con ese dolor, con esa culpabilidad». Pero, destaca, «la película está llena de sal y pimienta».

Para Asier Etxeandia convertirse en Lupita ha sido un reto extraño. «Ha sido como una tormenta porque me daba mucho miedo hacer de transexual, quería dignificar a los transexuales y a la mujer en sí misma, porque Lupita es una mujer, es lo que ella quería ser». Su personaje, «se refugia en el amor, en cuidar de sus amigas, en la bondad absoluta y es lo que más me gusta de él».

De momento, La puerta abierta ha cargado las pilas con varios premios en festivales en diversos países, como el de mejor guión en Guadalajara (México) o el del público en el de Transilvania (Rumania). Veremos si esta misma mañana tiene que hacer algún hueco más con algún galardón del Festival de Alicante. Como asegura Carmen Machi, «hacer una película es un milagro, rodarla otro y que se estrene otro más».