Cuando los vikingos asaltaron el monasterio cristiano de Lindisfarne, al norte de Inglaterra, los monjes decían que les atacaban dragones volando. Eso fue en el 793, año que marca el inicio de la edad vikinga. Ni que decir tiene que la abadía fue saqueada y sus ocupantes asesinados, arrojados al mar o apresados como esclavos. Pero la reflexión a la que debe llevar esa imagen descrita por los monjes es la calidad y complejidad de los barcos en los que se movían los vikingos, convertidos en grandes ingenieros y arquitectos.

Salvajes, violentos, sanguinarios. Estos términos se acoplan perfectamente a la trayectoria de este pueblo nórdico. Pero eso era lo habitual en esa época. No era su actitud ni la vestimenta ni siquiera las armas lo que les diferenciaba de otros pueblos coetáneos. Lo que les distanciaba y les hacía más poderosos era la táctica. «Su método de formación y ataque era diferente, formaban una especie de muro defensivo con los escudos y las espadas, de manera que era una formación muy compacta y con una capacidad defensiva muy fuerte».

El director del MARQ, Manuel Olcina, rompía así algunos de los mitos existentes sobre esta civilización, durante la inauguración de la exposición Vikingos. Guerreros del Norte. Gigantes del mar, que hasta el próximo 16 de enero se podrá ve en el museo alicantino. Una muestra única, que trae a España por primera vez fondos del Museo Nacional de Dinamarca, para presentar la cara real de este pueblo nórdico.

Son 663 piezas las que se pueden ver ya en el MARQ -mañana y el domingo además hay jornadas de puertas abiertas-, divididas en tres salas. La primera se centra en uno de los elementos vitales vikingos: el barco. Realizados con madera de roble, se convirtieron en grandes y expertos constructores, tanto de barcos de pesca como mercantes o navíos de guerra, los drakkar. Además de una réplica del barco Roskilde, procedente de Oslo, que se exhibe en el hall del museo, se muestra también un timón de 2,3 metros procedente de una embarcación vikinga, cuyas dimensiones se estiman en 37 metros de longitud, con capacidad para 100 guerreros.

En esta sala se afronta también el tema de los guerreros y su faceta como comerciantes. Aquí destacan espadas de diferentes tipos y «la famosa hacha danesa de gran altura, terrorífica, porque con ella podían descabalgar a un jinete y neutralizar su ataque», afirma Olcina. También se muestran partes de un escudo y restos de un casco con anteojeras.

La segunda sala se acerca a la vida cotidiana, a la vestimenta y ornamentación, mostrando su gran maestría en la creación de artesanía y joyería, «lo que demuestra el lujo de las élites vikingas», apunta el director del MARQ. Destaca un yugo de madera «Sollested» con engaste ornamental y una réplica de la caja de Cammin.

Las creencias religiosas centran la mitad de la tercera sala, donde destaca la piedra de Jelling, réplica de la auténtica de más d e dos metros, que simboliza el paso de la creencia paga al cristianismo, y por eso se conoce como el bautismo de Dinamarca.

La otra parte de la sala se completa con la muestra Vikingos y omeyas, comisariada por Maria Teresa Ximénez, que relata la relación de los vikingos y el Al-Andalus, entre los años 858 y 881, con la invasión a las costas de Orihuela. Y ahí destaca una celosía y un capitel de la Mezquita de Córdoba. «El registro arqueológico es escaso pero las fuentes son muy claras al hablar de la llegada de vikingos a Orihuela», asegura la comisaria. También se exhiben piezas del MARQ, como el tesoro de la cueva del Randero o del yacimiento del Cabezo Pardo.

En la presentación de la exposición estuvieron presentes el embajador de Dinamarca en España, John Nielsen; el director del Museo Nacional de Dinamarca, Per Kristian Madsen, y la comisaria de la muestra, Anne-Christine Larsen, además del presidente de la Diputación, César Sánchez; el diputado de Cultura, César Augusto Asencio, y el director gerente del MARQ, José Alberto Cortés. También asistieron representantes de las doso entidades patrocinadoras de la muestra, las fundaciones Asisa y Caja Murcia.