Tom Rock ha definido su última obra en su perfil de Facebook como «políticos para quemar» y, en realidad, no se equivoca un ápice. El grafitero alicantino, referente del arte urbano, ha recibido el encargo de dibujar el rostro de los dirigentes políticos más importantes de España para la Falla de la Plaza del Pilar en Valencia, uno de los monumentos especiales en la ciudad, en unas creaciones que esta madrugada acabarán calcinadas por las llamas. Es el arte efímero que termina consumido por el fuego.

«No me gusta trabajar ni en Fallas ni en Hogueras de Alicante precisamente por eso, porque se quema y ves cómo todo el trabajo se esfuma. Prefiero pintar un grafiti, que dura y perdura, pero lo cierto es que quien paga manda, y aquí es lo que toca», señala Tom Rock, quien ha trabajado toda una semana volcado en esta serie de semblantes políticos bajo una técnica hiperrealista.

«La gente ha quedado alucinada porque no está acostumbrada a este tipo de realismos en Fallas. La verdad es que parece que sea una pegatina, y no te das cuenta de la pintura hasta que te acercas y ves el trazo», agrega el grafitero alicantino, quien ha empleado la aerografía para plasmar con la máxima fidelidad los retratos. «Una pegatina jamás podría haber sustituido a la pintura porque sería imposible pegarla debido a la curvatura de la figura? y quedaría deformada, se despegaría», matiza.

Las imágenes de los políticos están representadas por orden, fiel a su concepción y transformación de «matriuskas», y según el último resultado electoral obtenido en las urnas. Por ello, el primer lugar lo ocupa Mariano Rajoy (PP); el segundo, Pedro Sánchez (PSOE); el tercero, Pablo Iglesias (Podemos); y el cuarto, Albert Rivera, (Ciudadanos), aunque también se ha hecho hueco a otras ideologías con la inclusión de Alberto Garzón (Izquierda Plural) y Aitor Esteban (PNV).

«El más difícil de todos ellos ha sido Pedro Sánchez. ¡Tiene una cara muy difícil! El problema es que la muñeca rusa, como es redonda, depende desde dónde la mires para que quede lo más real posible. Rajoy fue bien, encajaba bien en el formato, pero Pedro Sánchez? que tiene la cabeza como cuadrada? me tocó repetirlo. Fui a Valencia y le dediqué todo un nuevo día para repetirla», cuenta el grafitero alicantino, especialmente satisfecho por la confección y remate de las pinturas, pero alérgico y desengañado absolutamente del significado de la política: «Para mí, todos son un atajo de ladrones».

El enfado de Tom Rock cabe buscarlo en lo poco que ha cambiado el panorama del arte urbano en Alicante, estático, sin vislumbrar un nuevo horizonte. Al menos, eso es lo que dicen sus palabras: «No se ha hecho nada, y aquí, el que quiere pintar, tiene que seguir pidiendo permiso, buscarse la vida. No hay ni un concierto, ni un festival, nada potente? había un certamen de grafitis antes, sobre contenedores, pero lo suspendieron como siempre. Es una pena que no se haga nada con todo lo que se está moviendo por ahí?», apunta Rock, quien hace alusión al futuro Museo del Grafiti en Móstoles, donde ha sido invitado para participar en los murales de inauguración, o la próxima cita en Torrejón, de carácter internacional, a la que también asistirá.

Tom Rock, pionero del arte urbano en España desde los anhelados 80, al que la inspiración y la vocación le vino del cine, el brake dance y las notas del hip-hop, continúa sin descanso con el bote en mano y grafiti en mente. ¿Lo próximo? Cualquier pared, cualquier encargo porque pintar, para él, es su única forma de entender la vida.